Muchos hemos visto la entrevista que la Sexta hizo estos días al Papa Francisco. La entrevista duró casi una hora y hubo tiempo de hablar de lo divino y lo humano.

Pero hoy quiero resaltar cuando se le preguntó acerca del muro que Trump quiere levantar a lo largo de la frontera que separa México con los EEUU.

En nuestras relaciones con los demás, sean familiares, amigos o con el vecino hay el peligro que por falta la mayoría de las veces de valentía, de crear muros e ignorarse en vez de crear puentes que obliguen a convivir aceptando a los demás con sus puntos de vista en muchos casos distintos a los nuestros.

A los chinos con sus murallas durante siglos que intentaban que sus avances científicos no saliesen de sus fronteras, se encontraron que el mundo exterior occidental estaba más avanzado que el suyo.

Los puentes son necesarios para vivir en la verdad y avanzar. Los congresos de medicina son el gran foro para intercambiar saberes y experiencias. Los puentes entre el hombre y la mujer en el matrimonio harán posible una convivencia enriquecedora. Los muros que por desgracia se levantan no sirven más que para vivir en un infierno ya en este mundo. Lo mismo ocurre con las relaciones de padres e hijos, los puentes son el lugar de encuentro para seres pertenecientes a dos generaciones distintas en que han vivido diferentes experiencias. El tender puentes debe ser el gran desafío para este comienzo de siglo. Este desafío no es tan fácil, los seres humanos tendemos a buscar espacios de confort cómodos y creamos un muro que hace difícil recibir un nuevo aire fresco del exterior.

En nuestro Club 55 tenemos un coro que con frecuencia visitamos las residencias de la tercera edad, cantamos y los entretenemos, pero lo más importante es que después charlamos con esta gente mayor, nos cuentan que están muy bien atendidos pero nos dejan caer una queja: que sus hijos y familiares los visitan muy poco... ¡qué ingratitud! Yo estoy convencido de que si de verdad amáramos, el mundo sería un paraíso.

En estos días hemos disfrutado del pregón de la Semana Santa de Zamora en Vigo, organizada por la casa de Zamora en nuestra ciudad, cuyo presidente es Miguel Ángel Crespo, catedrático de Economía de la Universidad de Vigo.

Poti y yo tuvimos la dicha de disfrutar de la Semana Santa de Zamora. Es un canto a la participación de todo un pueblo en la conmemoración de la redención del ser humano.

Estamos en Cuaresma y la Iglesia nos invita a la conversión, qué mayor conversión que tender puentes y lugares de encuentro. Tenemos que convencernos que no somos ángeles y cada uno de nosotros está lleno de defectos y de pecados de omisión, ¿por qué exigir a nuestro cónyuge, hijos o amigos la perfección cuando solo Dios es perfecto?

Se necesita una gran dosis de pragmatismo y de no estar en la luna, tener los pies en la tierra y aceptar a todos tal como son, con sus claros y oscuros.

Que nuestro gran Papa Francisco, que está abriendo nuevos caminos con sus frecuentes viajes al mundo islámico y concediendo entrevista a la Sexta TV que precisamente no es su fuerte el cariño a la Iglesia, nos sirva a todos de ejemplo para tender puentes a todos sin excluir a nadie.

* Miembro Club 55