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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El desprecio

Comprobado por las respuestas de su equipo que el problema de la Xunta con Fomento no es el ministro, sino el "espíritu de Ábalos" -que empapa de acritud el Departamento-, quizá convenga que -a título personal, por supuesto- se le diga a todos ellos que es posible que "no necesiten intermediario" ante Bruselas y la UE, pero Galicia, sí. Y además con urgencia, porque visto lo visto y a este paso, aspiraciones como la del Corredor Atlántico o las conexiones de los puertos gallegos con las redes de comunicación modernas hacia Europa se van a quedar ad calendas graecas. Y eso con mucha suerte.

Tras el introito, es probable que convenga una matización. El desprecio de Fomento -y de la oposición aquí- hacia las gestiones que, en el obligatorio ejercicio de sus responsabilidades -como conselleira de Infraestructuras- llevó a cabo la señora Vázquez en la capital europea, no solo demuestra la falta de talante personal del encargado de turno en el departamento, sino su falta de educación institucional. Y es que hay bastantes habitantes de este país que, voten lo que voten, se pueden considerar ofendidos por la boutade de quien ni supo escoger sus palabras.

En cuanto a Ábalos, y a su responsabilidad política, hay que recordarle la desfachatez con que no solo mintió -con toda la barba, además- acerca del "Plan Director" supuestamente elaborado para el Corredor Atlántico, sino que tampoco pidió disculpas. Alegó, como suele ser habitual en ese tipo de perfiles, un "error de interpretación", por supuesto imputable a otros, pero aquí ha quedado la sensación de que, a la hora de las decisiones y para el número 2 del PSOE y 1 del Departamento, el Noroeste es algo parecido a Zululandia para Stanley y Livingstone juntos.

(En este punto es probable que sea necesario matizar que las críticas, se produzcan en campaña electoral, sus vísperas oficiales o en cualquier otro momento, serán más o menos compartidas en la medida en que respondan solo a opiniones. Pero si son medibles, y resultaría difícil negar que lo sean las actuaciones de Fomento hacia este Reino -y más aún si se comparan con las realizadas o comprometidas en otras comunidades-, exigirían seguramente palabras más gruesas aún que las escritas. Y se le han añadido ejemplos que no agotan el catálogo. Por si acaso...).

En todo caso, conviene especificar que lo que se espera de la llamada "lealtad institucional" -algo que no abunda en el oficio político que aquí se practica- no es que un gobierno autonómico renuncie a lo que considera se le debe, sino que lo exija con desprecio hacia el central o en contra de las leyes. Y lo que la conselleira Vázquez, y la Xunta, han hecho no es, por tanto y cumplidas aquellas dos condiciones básicas, cosa diferente a cumplir las obligaciones a las que se comprometió con quienes le dieron la victoria electoral. Es posible que el ejecutivo gallego no haya sabido explicarlo bien, o de un modo que la sociedad no lo entienda, pero lo que es, es, lo diga Agamenón o su porquero. O lo disimulen Tezanos, el CIS y la alquimia de sus encuestas.

¿No...?

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