La nostalgia es un mal-bien (como casi todo). Un retardante de la acción, una especie de ancla, pero también un fertilizante de la creación. A veces es tan compleja que, si no fuera porque uno desconfía del concepto "enfermedad", diría que es mórbida. Por ejemplo, está la nostalgia de los malos tiempos no vividos. "Contra Franco vivíamos mejor" es el eslogan del núcleo más nostálgico de mi generación, pero de ahí al "contra Franco viviríamos mejor" hay un salto. Atención, consideremos si todo el empeño en imaginar que el franquismo sigue presente no formará parte del síndrome. Trampas de la memoria recibida y no vivida, remanencias. Creo que le pasa a Pablo Iglesias, y con el asunto de la trama urdida en Interior, siendo tan fácil (pero tan falso) vincularla a un supuesto franquismo residual, le ha venido Franco a ver. Así podrá verse como un represaliado con efectos retroactivos.