Para el legado patrimonial vigués es toda una alegría, una buena nueva, que sea inminente la recuperación de una obra que durante más de un siglo se ha salvado milagrosamente de la piqueta. Me refiero al edificio del Círculo Católico de Obreros, proyectado en 1904 por el arquitecto francopolaco Michel Pacewicz en la esquina de Doctor Cadaval con López de Neira (Las Tres Portiñas)

La recuperación del inmueble, justamente ahora, es especialmente importante al encontrarnos en las vísperas del centenario del fallecimiento del arquitecto en nuestra ciudad, cuando es de suponer que una serie de importantes actos se preparen en torno a tal celebración. Pero quizás la mayor notoriedad de la rehabilitación viene de algo que me resulta especialmente destacable.

El Círculo Católico de Obreros carece de la pomposidad afrancesada de El Moderno, en la Puerta del Sol, del eclecticismo de la Escuela de Artes y Oficios o de la pureza neogótica de la Casa Yánez en la Alameda. Ni siquiera se acerca a la festividad fantasiosa y parisina de las fachadas de los cines Royalty u Odeón (ay, hace largo tirempo desaparecidos).

En la obra del arquitecto francopolaco el Circulo Católico sería una obra "menor", y el que ahora se preste atención a una obra del catálogo básico del arquitecto no deja de ser sorprendente cuando hace no mucho tiempo no había el menor pudor en acabar con obras de carácter mayor como las citadas.

Y es que dentro de su modestia, la construcción, es posiblemente el mayor ejemplo con que contamos en la ciudad de un neogótico religioso para uso asociativo.

Los rosetones en la fachada a López de Neira, los dinteles de los alargados ventanales, el dibujo del pretil de remate?Todo está muy próximo a un lenguaje neogótico poco abundante en la ciudad y cuyo máximo ejemplo lo constituye la ya citada Casa Yáñez. La mano de Paul Abadie, el gran arquitecto parisino que firmó el acta de aceptación de Pacewicz en la Societé Centrale Dárchitectes se nos aparece en cada detalle.

Y una última puntualización: Vigo ha estigmatizado sistemáticamente a aquellos edificios que "no son de piedra"? Cualquier construcción revocada y pintada con base en fábrica de ladrillo, carente de la prestancia otorgada al granito local, era candidata directa a la piqueta. Y el Círculo Católico pertenece a esta desdichada categoría. Esta vez hubo suerte y parece que hemos llegado a tiempo.

Esperemos que esta recuperación inesperada sea el preámbulo de la recuperación del arquitecto que optó por ser vigués en el centenario de su fallecimiento.

*Martin Curty es arquitecto y miembro fundador de Estudios Vigueses.