Estamos viviendo en una España muy revuelta. La insatisfacción se huele en el ambiente. Muchas personas se sienten infelices, regodeándose en su propia miseria. La angustia y el hastío impregnan el ambiente. No tiene sentido que la vida continúe siendo así. Porque, esta, la vida, es corta. Demasiado corta. E incierta. Lo sabemos perfectamente. Desconocemos cuando llegará el último instante que pasaremos en este Planeta Tierra. Por eso, un minuto que no esté desbordante de alegría, es un minuto malgastado. Que, desafortunadamente, es lo que nos está sucediendo en los últimos tiempos.

Ahora bien, como contrapartida, en lo más profundo de nuestro ser, sentimos que tienen que existir herramientas que nos permitan sustituir la depresión por alegría y optimismo. Y los expertos en estas materias, nos dicen que es posible. Sí, señoras y señores. Tan solo tenemos que cambiar el chip. Y dejar de concentrarnos en las cosas equivocadas. Poner a un lado la fijación excesiva en el dinero, el poder, el prestigio y en la necesidad de evaluar las oportunidades basándonos en lo que podemos sacar de ellas. Por el contrario, tenemos que centrarnos en lo que podemos aportar, en lugar de en lo que podemos obtener. Este sencillo cambio de enfoque puede, por sí mismo, según los expertos, impulsarnos a un éxito más que seguro.

Ahora bien, para ello, cada uno de nosotros tiene que evaluar su vida, como es el trabajo, las relaciones con la pareja, hijos, padres, amigos, compañeros. Porque, de lo que se trata, es de mantener una actitud abierta para aprender a crear oportunidades que favorezcan la buena suerte. Cuando nos mueve una potente convicción interna, nos convertimos en líderes, porque nos importa una causa mayor que el bienestar personal. Tenemos que reconocer que no actuamos aislados, que ejercemos un efecto en la sociedad y que ésta, a su vez, repercute en nosotros. El enriquecimiento personal a expensas de los demás, es contraproducente. La codicia no es buena. Y nos complica la vida. Ejemplos de esto los tenemos a montón en estos momentos en nuestra sociedad. Cientos de personas están en la cárcel a consecuencia de ello. Y otras muchas esperando a hacerlo en los próximos meses.

Por eso, en primer lugar, necesitamos cambiar nuestros propios valores personales, con el fin de contribuir al cambio de los sociales. La transformación individual, es lo primero. De esta forma, por fin, podremos ver luz al final del camino.