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desde mi atalaya

Manuel Torres

Ya suena la campana

No, no, desgraciadamente, todavía no son las de nuestra vieja iglesia, que a lo que parece va para largo, y no se percibe mucho interés por parte de nadie, ni de la iglesia ni de la administración; es la campana del viejo reloj de la plaza, que con satisfacción y alegría, oímos estos días dar las horas, después de años de silencio y abandono. El reloj que marcó el ritmo de nuestra vida durante más de un siglo. La plaza del reloj siempre fue el centro de la villa, donde se celebraron todo tipo de actos y acontecimientos, siempre multitudinarios, bien como espacio del semanal mercado, o incluso diario, fiestas populares o la mismísimas patronales, manifestaciones mítines, etc., etc.

En la plaza asomaba por un lado el desafortunado Priorato, cuna y emblema de Marín, y en tiempos el ayuntamiento, adosado al lateral de la iglesia.

En esta plaza tuvieron lugar múltiples actos de gran importancia para el devenir de nuestra vida, como la convocatoria de la manifestación liberal del 25 de febrero de 1820, en la que figuraron como jefes de la insurrección: don Juan Fonténla y Sotelo, (que tenía su casa en la misma plaza, siendo hoy la más antigua de la villa, 1769, hoy en venta), que pronuncio una encendida atenga a la multitud de vecinos allí congregados, y su primo José Añino, que fue nombrado alcalde de la villa, y que desde al balcón del ayuntamiento, convocó una manifestación hacia Pontevedra para el día 26, donde se proclamó la Constitución de Cádiz, conocida popularmente como la "Pepa", tal como relata el historiador marinense don José Torres en su libro de la historia de Marín.

Desde tiempo inmemorial se conoce como plaza del reloj, porque desde un principio existía en lo alto en el lateral de la iglesia un reloj de Sol, dando frente a la plaza, hoy bastante abandonado que convendría poner en valor. Y en 1840, se construye la torre adosada a la iglesia y se coloca el primer reloj que con sus campanadas guiaba la vida diaria, y que estaba a media altura de la torre, con una terminación metálica donde estaba la campana; más tarde, en 1924 se levantó unos metros la torre y se cambió el reloj para ponerlo más alto, con un nuevo remate metálico, que llegó hasta nuestros días, y que con sus campanadas fue guía de todos los marinenses, para levantarse, ir al cole, comer, a volver a casa, siempre al son de las campanadas del reloj de la plaza, convirtiéndose en un símbolo de nuestra villa. Con el paso del tiempo y alguna reparación que otra, sucedió lo inevitable que envejecido y poco cuidado, dejó de funcionar. Por lo que fue necesario hacer una nueva y total reparación, y vuelve a marcar la hora, pero naturalmente la vida hoy no es como era antes.

Faltaba el sonar de la campana que, afortunadamente, empezó a oirse de nuevo hace unos días, poniendo con ello en función total nuestro viejo reloj. Por lo que nos felicitamos y agradecemos al ayuntamiento esta obra, que si hoy no es muy importante, si lo es para satisfacción de aquellos que vivimos pendientes del reloj y para una estética completa. Podría añadírsele alguna canción, a medio día, por ejemplo "Xa fun a Marín" o "Marín del alma", y así la obra quedaría perfecta. ¿Será posible?, nosotros creemos que si.

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