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Sólo será un minuto

El hada de los ríos de fuego

Cova: "Anoche tuve un sueño extraño. Qué real parecía. Yo era un hada perdida por un paisaje muy oscuro y al fondo vi una gran claridad. Me acerqué volando. Era una feria. Feria de la magia, leí en un gran cartel hecho con nubes rojas. Entré y me atrajo al instante una pequeña barraca: 'Borra tus malos recuerdos'. Una anciana de pelo con color cambiante (del verde al naranja, del rojo al amarillo, del...) me esperaba como si me conociera de toda la vida. Me ofreció una goma de borrar diminuta y me dijo que era su regalo de bienvenida. La goma tenía propiedades mágicas. Claro. Podía borrar con ella cualquier instante de mi vida que me trajera malos recuerdos. Cualquiera que no excediera los diez minutos. Y solo diez veces. Tenía diez minutos para hacerlo. Luego, la goma se desvanecería. Salí de la tienda. Diez, diez, diez. No podía perder el tiempo yendo a la noria de las dichas y desdichas. Puse mi memoria a trabajar. Decidí borrar el momento en el que mi padre se fue a trabajar una mañana y no le despedí como siempre porque estaba enfadada con él. Y así murió horas después sin ese sinsabor con su hija. Borré el momento grotesco en el que me declaré a mi primo Juan, diez años mayor que yo, siendo una adolescente embobada por falsos romanticismos. Y volvimos a ser amigos para siempre. Borré el momento en el que cogí el teléfono y me decidí a llamar a Marcos, el amigo de mi hermano que me dio cinco años de dolor y ruinas. Borré el momento en el que me paré ante una oficina indecisa y así no pedí un trabajo que terminé odiando. Borré el momento en que respondí a un wasap de Luis, colega al que conocí en un congreso en Barcelona y por la noche me preguntó si dormía. Y evité meses de remordimientos y acciones sin sentido. Seguí borrando hasta llegar al último. Sentía que cada momento borrado me descolocaba el puzle, quebraba lo que soy, me hacía incomprensible e incompleta. Así que borré el momento en que entré en la tienda de los recuerdos malos, y me desperté subida a una noria, de la dicha a la desdicha, mirando un cielo por el que fluían ríos de fuego".

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