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la mirada

"Es la política orgánica, estúpido"

En 1992, Bill Clinton ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos frente a George H. W. Bush (padre), pese a que arrancó con las encuestas en contra

En 1992, Bill Clinton ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos frente a George H. W. Bush (padre), pese a que arrancó con las encuestas en contra. ¿Cómo consiguió darle la vuelta a los sondeos y hacer frente a Bush, que tenía un índice de aceptación del 90% y cimentaba su buena valoración en sus éxitos en política exterior? James Carville, el estratega de la campaña electoral de Bill Clinton, propuso enfocar la campaña en la economía, sobre todo en la economía doméstica, en la de los ciudadanos. "La economía, estúpido" fue el lema del partido en clave interna. Había que centrar el debate en la economía, y destapar las debilidades de la gestión económica de Bush. Fue un éxito. Desde entonces, "Es la economía, estúpido" es una expresión que se ha popularizado y su estructura, cambiando el sujeto, se utiliza para subrayar qué es lo esencial.

¿Por qué cuando el viento viene de cola, y lo mejor sería no meterse en muchos charcos, el PSdeG la lía con las listas a las elecciones generales y municipales? ¿Por qué ahora que se le abre una oportunidad con la crisis de En Marea, que acude con dos marcas a los comicios del 28-A, los socialistas muestran sus disensiones ante la opinión pública, a sabiendas de que los electores castigan la división interna? "Es la política orgánica, estúpido".

Gonzalo Caballero ganó las primarias a la Secretaría Xeral del PSdeG en octubre de 2017 con el 58% de los votos. Se hizo con las riendas del PSOE gallego con el apoyo de la militancia y la indiferencia de los pesos pesados del socialismo galaico, que no habían pensado en él como sustituto de José Ramón Gómez Besteiro. Pero un líder no se consolida en el tiempo sin un ejército, y así se explica la maniobra de Gonzalo Caballero de colocar a los suyos en las candidaturas del 28-A y en alguna que otra lista municipal, aún a riesgo de soliviantar a la militancia y a las direcciones provinciales y locales con sus incursiones.

Ya lo intentó con la llegada de Pedro Sánchez al Gobierno, pero ninguna persona de su entorno y máxima confianza logró un cargo institucional relevante en el Gobierno amigo, con la excepción de Pablo Arangüena, portavoz y vicesecretario general del PSdeG. Es el gerente de Suelo Empresarial del Atlántico, la empresa del SEPES en Galicia, dependiente de Fomento.

A quien le gusta el ajedrez, sabe que los peones son los que hacen ganar la partida. Con sus movimientos cortos y siempre hacia delante, te dan la ventaja de posición. "Los peones son el alma del ajedrez". "Crean el ataque y la defensa". Acostumbra a decirse. Por eso, Gonzalo Caballero quiere tener sus propios peones, aunque le suponga hacer frente al enfado de la dirección provincial del PSOE ourensano, la única que le era próxima, agravar las tensiones con la dirección lucense y romper puentes con la cúpula coruñesa. Donde Caballero no se atrevió a hacer cambios fue en la provincia de Pontevedra.

En la candidatura de Ourense al Congreso, el secretario xeral colocó como cabeza de lista a Marina Ortega, edil de O Carballiño y miembro de la dirección gallega, y desplazó al número uno, propuesto por la ejecutiva provincial, para el Senado: Juan Carlos Francisco Rivera.

En Lugo, aunque la más votada por la militancia fue Sonsoles López, Caballero prefirió poner de número uno a Ana Prieto, teniente de alcalde en la capital lucense, pero sobre todo miembro de su ejecutiva. Sonsoles López será la dos. En la lista al Senado, el cambio lo impuso Ferraz. Desterró al histórico Ricardo Varela para hacer hueco a César Mogo, director de Asuntos Institucionales de la Presidencia del Gobierno.

Gonzalo Caballero también pisó ampollas con los cambiazos en las listas municipales de A Coruña, Ferrol y Ourense, hasta el punto de que a día de hoy el PSOE en la ciudad de las Burgas no tiene cabeza de cartel. José Ángel Vázquez Barquero dimitió. Alegó motivos personales, que los hay, pero lo hizo el mismo día que una persona de su máxima confianza, Juana Ageitos, era desplazada al puesto décimo de la lista y en su lugar, en el número cuatro, ascendía Concha García, miembro de la dirección gallega.

En la lista de Ferrol, Gonzalo Caballero da aire a Beatriz Sestayo y su gente, al promover a Germán Costoya, como número cinco de la candidatura de Ángel Mato. Costoya perdió las primarias frente a Mato, que es afín a la dirección provincial de Valentín González Formoso.

La lista herculina sufrió dos cambios. A la candidata Inés Rey se le reordenan los nombres. Juan Díaz Villoslada, que perdió las primarias a la secretaría xeral del PSdeG, pasa del puesto octavo al cuarto, y Javier Celemín, cercano a la dirección gallega, da el salto de suplente a número seis de la lista.

Gonzalo Caballero ha desplegado a sus peones. Tiene voz y oídos en el Congreso de los Diputados y en las corporaciones municipales de A Coruña, Ferrol y Ourense, pero a cambio tiene a unos cuantos dirigentes enfadados, cargos que ante la proximidad de la cita con las urnas han controlado su cabreo, pero muy seguramente no olvidarán lo sucedido.

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