En agosto de 2016, a pocos meses de las elecciones presidenciales, la periodista Tina Cassidy estaba pasando las vacaciones con su familia cuando, después de echarle un vistazo a la prensa (correos electrónicos hackeados, inquietud por la desigualdad económica y racial, comentarios sexistas del candidato republicano, resentimiento hacia los inmigrantes, etcétera), sintió que la democracia de su país se "fracturaba". Entonces cayó en la cuenta de que aquel día, además, se conmemoraba la ratificación de la Decimonovena Enmienda, gracias a la cual las mujeres obtuvieron el derecho al voto, y que, más allá de la fecha y algunos nombres propios, desconocía "los detalles" del proceso que condujo a la aprobación, en 1920, del sufragio femenino. En ese momento Cassidy pensó en escribir un libro sobre Alice Paul, la mujer que jugó un papel fundamental para que todo aquello sucediera, y Woodrow Wilson, el presidente que acabaría "cediendo" ante las demandas de las sufragistas, con la intención de desentrañar "el misterio de por qué Paul fue olvidada mientras Wilson, en cambio, fue considerado como un héroe".

La obra, recientemente publicada, se titula "Mr. President, How Long Must We Wait?" [Señor presidente, ¿cuánto tiempo debemos esperar?] y en ella se pretende trazar dos biografías paralelas. Como recuerda la autora, acerca de Paul y Wilson ya se han escrito numerosos libros que, en mayor o menor medida, también abordan la cuestión del voto femenino, pero este tema nunca se había examinado en un mismo texto desde ambas perspectivas -activista y gobernante-, exponiendo una historia que fusiona narrativamente el idealismo de las causas sociales (manifestaciones, desobediencia civil, arrestos) con el pragmatismo de la política profesional (ambición, intrigas de partido, actos institucionales).

Alice Paul era cuáquera, como todos los miembros de su familia (sus padres estaban a favor del sufragio universal), y nació en Nueva Jersey, el estado donde Woodrow Wilson, natural de Virginia (sur de Estados Unidos) e hijo de un pastor presbiteriano, comenzaría su carrera política en el Partido Demócrata ganando las elecciones a gobernador. Paul se involucró en la lucha por el voto femenino mientras estudiaba en Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de acudir a un acto en la Universidad de Birmingham organizado por Christabel Pankhurst y su madre Emmeline, figuras representativas del movimiento sufragista británico, y quedó fascinada por la valentía y el carisma que desprendían las activistas. Tras escuchar a aquellas mujeres y, sobre todo, observar cómo Christabel, entre mofas e insultos, sonreía ante un público visiblemente desafiante, Paul -escribe Cassidy- "experimentó un cambio profundo".

Antes de que se produjera ese despertar vocacional en el extranjero, Alice Paul obtuvo tres títulos universitarios en Estados Unidos. Primero estudió Biología en Swarthmore College, pero, según Cassidy, "no porque le gustara, sino porque sentía la obligación de formarse en una disciplina sobre la que sabía poco" y, tras participar en la fundación de un sindicato y contribuir en un proyecto de ayuda a los inmigrantes, se graduó en Trabajo Social por la New York School of Philanthropy. Luego quiso ir a Princeton, pero esta institución académica, en aquel entonces presidida curiosamente por Woodrow Wilson, no aceptaba mujeres (ni negros), y se matriculó en la Universidad de Pensilvania, donde acabó graduándose en Sociología con una tesis titulada "Hacia la igualdad" (unos años después regresaría para completar el doctorado).

Woodrow Wilson, por su parte, creció en Georgia rodeado de esclavos; su padre, citando pasajes de la Biblia, justificaba la desigualdad ("Dios, evidentemente, ha hecho a unos servidores de otros"). La infancia de Wilson estuvo marcada por la Guerra Civil y el impacto, tanto económico como emocional, que provocó el conflicto en esa zona del país; fue testigo de cómo las tropas de la Unión humillaban a Jefferson Davis, el presidente de la Confederación, quien, después de ser capturado, desfiló esposado por las calles de Augusta. Al igual que Paul, Wilson obtuvo un doctorado (en Ciencias Políticas), y Bryn Mawr, una nueva universidad femenina situada en las afueras de Filadelfia, lo contrató como profesor de Historia. El día que Wilson asumió el poder y entraba en la Casa Blanca (el primer demócrata que lo hacía en veinte años), miles de mujeres se manifestaron en Washington demandando su derecho al voto. Cien de ellas acabaron en el hospital después de ser agredidas por algunos espectadores. Alice Paul había organizado el acto, con la ayuda de su amiga Lucy Burns, en tan solo tres meses. Wilson se reunió con ellas y escuchó educadamente sus peticiones, aunque recordándoles que él, como sureño, creía que ese asunto no lo debía decidir el Gobierno Federal sino los estados.

Cassidy describe las conocidas discrepancias estratégicas que existían dentro del movimiento sufragista, así como el racismo que imperaba en algunos sectores de las asociaciones (Grace Wilbur Trout, de Illinois, cuestionó la participación de la famosa periodista afroamericana Ida B. Wells en el desfile, revelando que el concepto de "igualdad" no era igual para todas). Anna Howard Shaw y Carrie Chapman Catt preferían dirigir su lucha a nivel estatal (las mujeres podían votar en algunos estados, lo cual agravaba la injusticia que padecían, ya que una novena parte de la Cámara de Representantes fue elegida también por millones de mujeres) porque entendían que la aprobación de la Decimonovena Enmienda "no se podía conseguir"; Alice Paul y Lucy Burns, en palabras de Cassidy, "eran más optimistas" y continuaron, durante los dos mandatos de la Administración Wilson, protestando cerca de la Casa Blanca y poniendo evidencia al gobierno delante de los representantes diplomáticos (las acusaron de "traidoras"), siendo arrestadas en varias ocasiones y realizando huelgas de hambre, hasta que el presidente se vio atrapado en una contradicción insalvable: había convencido a los ciudadanos de que Estados Unidos debía intervenir en la guerra para "salvar la democracia" cuando en su propio país se estaba excluyendo a la mitad de la población. Finalmente, Wilson, ya enfermo y sabiendo que no se iba a volver a presentar a la reelección, inmerso en el proceso de paz en Europa, con sus "Catorce puntos" y su "Sociedad de las naciones", persuadió al Congreso sobre la necesidad de "hacer justicia" y extender el sufragio a las mujeres. Una vez aprobada en las dos cámaras, la enmienda -llamada Susan B. Anthony en homenaje a una de las pioneras del movimiento- se ratificó en treinta seis estados, el número requerido para que se convirtiera en ley. Alice Paul brindó ese día con un vaso de zumo de uva.

El Secretario de Estado Bainbridge Colby, que había firmado la enmienda sin la presencia de los fotógrafos ni de miembros de las asociaciones sufragistas, al parecer por temor a que la controvertida legislación no saliera adelante, se reunió con Carrie Chapman Catt, pero se negó a recibir a Alice Paul, quien, después de esperar cuatro horas en el hall para intentar formar parte depl momento histórico, decidió abandonar el edificio. Aquella noche Wilson invitó a Catt a cenar en la Casa Blanca. Paul, también excluida de este último evento, quiso manifestar su satisfacción a la prensa: "Todas las mujeres deberían sentir esto como un triunfo y como un inconmensurable alivio por la exitosa conclusión de esta larga y exhausta lucha". Nunca dejó de formarse (estudió Derecho en American University) ni de hacer activismo social, impulsando la Enmienda de Igualdad de Derechos que, pese a ser aprobada en 1972, no logró ser ratificada posteriormente en suficientes estados. Alice Paul murió en 1977, tras pasar los últimos años de su vida en una residencia de ancianos, sola y económicamente arruinada. El libro de Cassidy, además de recuperar su memoria, demuestra que escribir -conocer los "detalles" del proceso- también es otra forma de "resistir".