Vamos a sacar de nuestros armarios las maletas, las que nos prometimos que nunca saldrían de nuestra memoria. Vamos a llenarlas de recuerdos y de objetos, algún libro, papeles, fotos y demás. Porque nos tenemos que marchar.

Detrás, y en el recuerdo, quedará la ciudad en la que quisimos vivir. Pontevedra amable, Pontevedra acogedora, Pontevedra amistosa? Pontevedra durmiente.

Pontevedra orgullosa de un futuro tan prometedor que tendrá que asistir a más de cinco mil personas, hombres y mujeres, que pasearán por nuestra ciudad pensando? ¿en qué momento? ¿qué ha pasado?

Y no pasará nada, señores del ¨viernes social¨. Lo importante, lo que cuenta, no es la política mal entendida. No es aquella, esa tan retorcida que quiere ser el arte, la doctrina u opinión referente al Gobierno. No. La política, señores, debería ser lo que resuelve los problemas que plantea la convivencia colectiva.

Y hablando de convivencia, y de colectividad, y de grupos; tengo una pregunta para los que se alegren del posible cierre de Ence: ¿os daréis cuenta de la crisis que se nos vendría? Alguno pensará en lo bello de un Lourizán vacío de chimeneas, almacenes y depósitos.

También alguno maldecirá porque sólo le quedará trocar su trabajo por una pensión que no desea, un paseo matinal y una vida arruinada; no quedará otra. Y dirán, lo presentimos, hemos cambiado todo esto por un solar vacío, apetito de las administraciones, terreno virgen para una segura especulación.

Y mientras, Pontevedra seguirá durmiendo en el sueño amorfo de ciudad tranquila; y cierta generación, en años futuros, nos dirá que perdimos el presente.

*Portavoz de la Plataforma de Apoyo a la Industria en la Comarca de Pontevedra