Feminismo de marketing

Hoy quiero hacer público un hecho, que considero una grave penalización a una madre trabajadora. No lo entiendo, únicamente como un daño personal, que lógicamente lo es, sino como una afrenta en la España del 2019.

Hace exactamente un año, el 8 de marzo de 2018, una juez en base a la valoración que de mí realizó, como mujer y madre, mi ex marido y la opinión de que le doy mucha importancia a mi trabajo me retiró la custodia de mis hijas, obligarme a emprender una lucha sin cuartel para recuperarlas. Es decir, fundamentó su decisión jurídica sólo en la opinión personal de mi ex marido y la consideración de la importancia que para una mujer tiene su trabajo, castigándola judicialmente sin sus hijas. Esta situación y otras que he conocido, como las trabas para conciliar madres trabajadoras o la indolencia de Administración ante casos de violencia de género, en las que se responde que es un problema personal, demuestran ultrajes civiles y sociales en un país en el que el castigo de la maternidad no es un mito. Desde hace tiempo me han pedido que sea altavoz, cuando escribo sobre determinados temas, y eso intento. Estos días, se sumaba a los actos el Presidente de la Xunta, los casos que menciono se han producido en nuestra tierra, por eso le pido que siga implicándose después del 8 del marzo.

Cuando los representantes políticos, da igual que sean de izquierdas, derechas o centro, hacen feminismo de marketing, enarbolando la igualdad dicen incoherencias del calibre de que la Cenicienta es machista o que el Quijote no es inclusista de género habría que decirles, que salgan de sus despachos enmoquetados, que la realidad es otra, lo que se necesita es control sobre el cumplimiento de la igualdad, para que ésta sea real y efectiva.

Los hombres y las mujeres necesitamos lo que mencionaba Rosa Luxemburgo "un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres" Eso es para mí, la igualdad.

*Profesora y doctora en Derecho