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El reto de la educación

Es evidente que los partidos políticos han comenzado la campaña que avanza hacia las elecciones generales, y que van depositando las que creen sus mejores ofertas para atraer al electorado. En este contexto, me alienta la idea de que los ciudadanos comencemos también a manifestar nuestras propias urgencias.

Bien está que, mirando hacia el futuro, se debatan las propuestas para la tan necesitada reforma de las pensiones. Igualmente es loable, también, con vistas al futuro, que muestren su preocupación sobre el cambio climático y sus desastrosos efectos a medio plazo o sobre la necesidad de reformar nuestro modelo productivo.

Pero, de igual manera, ese futuro, de manera implacable, aguarda por una urgente y profunda renovación de todos los aspectos de nuestro actual sistema de educación. Algo en lo que, sucesivamente y desde ópticas partidistas, nuestra clase política no se ha puesto de acuerdo dejando a un lado sus intereses ideológicos. Y es urgente el tema porque de la manera eficaz, con responsabilidad y altura de miras, con que se dé respuesta al reto de la educación se podrá hacer frente a otras amenazas futuras.

Será una ambiciosa educación, desde las primeras letras hasta las enseñanzas superiores, la que proveerá a la sociedad de los hombres y mujeres debidamente calificados, competidores con sus iguales de los países con un sistema educativo superior - Finlandia, Corea o Japón, entre otros-, quienes estarán capacitados para protegernos de aquellos otros males futuros. Serán los técnicos, científicos, economistas, humanistas los que habrán de afrontar la tarea.

Y esto se conseguiría si se consolidase el criterio de que la búsqueda de la excelencia es su mejor acicate, de que se prescinda de la intromisión ideológica y se transmitan valores morales. Cuando se tome conciencia de que la educación es un proceso continuado. Cuando se incremente la formación, también continua de los profesores, y se implique activa y responsablemente a la familia.

Disponemos de magníficos pensadores sobre la educación. Esto no es una tarea para políticos prisioneros de consignas partidistas. Esto requiere de un serio y estable Pacto de Estado. Con desaliento, observo que sobre la renovación de la educación todavía la campaña electoral no nos ha sugerido una sola idea.

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