De forma recurrente, me preguntan en ruedas de prensa sobre cuál es el principal motor económico de Galicia. Mi respuesta es siempre la misma. Empiezo aclarando que la base de datos de Ardán que elabora Zona Franca de Vigo no sirve para responder a esta pregunta. Ardán es una herramienta de extraordinaria utilidad y rigor, pero sirve para mirar de cerca la realidad empresarial. Es como un microscopio. Es insustituible para hacer muchas cosas, pero no vale para mirar a las estrellas. Para eso necesitamos un telescopio. Uno como nos ofrece el Instituto Galego de Estatística (IGE) al estimar el Producto Interior Bruto (PIB) comarcal y municipal. Y, a continuación, respondo a la gallega: depende. El ranking depende fundamentalmente de cómo definamos las comarcas o áreas urbanas. Vayamos por partes.

Si seguimos la delimitación oficial que utiliza el IGE, la respuesta es A Coruña es más poderosa que Vigo. Las cifras para 2016, las últimas disponibles, aparecen en el gráfico adjunto expresadas en millones de euros. El PIB coruñés sería un 31% mayor que el de Vigo. No hay discusión sobre quien lidera.

Sin embargo, la realidad económica es distinta. A Coruña es más compacta territorialmente. La influencia del núcleo de Vigo es más dispersa. Por eso en el Atlas de las áreas urbanas del Ministerio de Fomento se observa una configuración comarcal diferente. En el caso de A Coruña, el Ministerio solo añade a Betanzos. En el de Vigo, se caen Fornelos, Pazos de Borbén y Salceda? pero entran tres municipios del Morrazo (Cangas, Marín, Moaña) y buena parte de lo que para el IGE es la comarca de Pontevedra (Pontevedra, Poio y Vilaboa). Es decir, el área urbana de A Coruña pasa de 9 a 10 y la de Vigo-Pontevedra (así es como la denomina el Ministerio) de 11 a 14. Si hacemos los números, entonces aparece la simetría. El peso de ambas es prácticamente idéntico. Galicia cuenta con dos motores principales equilibrados en potencia y que suponen conjuntamente casi la mitad de la economía gallega (el 44%) y algo más de un tercio de la población.

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Personalmente, esta segunda perspectiva es la que más me encaja como economista. Es posible que la definición de las comarcas que hizo la Xunta hace más de 20 años debiera ser revisada. Porque la vida económica y social, los flujos de personas y mercancías, las nuevas infraestructuras y los continuos urbanos indican una realidad diferente a la de entonces.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)