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la mirada

Políticos sensatos

Dos presidentes autonómicos del PP y uno del PSOE, unidos con un objetivo común, reivindicar fondos para el tren de mercancías del Noroeste

| Cumbre del Noroeste. En un momento político tan convulso con el actual, con España polarizada, por un lado PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas, y por otro, PP, Ciudadanos y Vox, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y sus homólogos de Asturias, el socialista Javier Fernández y el popular Juan Vicente Herrera, dejaron una imagen excepcional e insólita en Madrid: dos presidentes autonómicos del PP y uno del PSOE, unidos con un objetivo común, reivindicar fondos para el tren de mercancías del Noroeste. Su demanda iba más allá. Lo dijo Feijóo, al exigir "una España equilibrada" y defender que ésta es "incompatible con concesiones a hijos pródigos que, lejos de retornar a casa como en la parábola, la denigran e intentan destruirla". Una velada alusión a los independentistas.

Feijóo, Fernández y Herrera evidenciaron que el Estado de Autonomías es un buen modelo para el país, si al frente hay dirigentes sensatos y responsables, dispuestos a defender los intereses de sus territorios pero dentro del marco de convivencia del que nos dotamos hace más de 40 años.

También lanzaron un mensaje a sus partidos, si ellos pueden entenderse, pese a militar en organizaciones políticas diferentes, Ferraz y Génova también deberían por el bien del país. Feijóo advirtió de que su lobby con Fernández y Herrera no debería llamar la atención y ser más habitual, pero lamentó que en el momento actual se considera enemigo a todo adversario político.

En dos meses hay elecciones generales, y no es decartable que el veredicto de las urnas alumbre una España ingobernable por la falta de capacidad de los partidos para ponerse de acuerdo. ¿Por qué no pueden P edro Sánchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera copiar la entente del Noroeste, dejar a un lado a los independenistas y Vox y sacar adelante el país? Los ciudadadanos saldrían ganando. Seguro. |

| Sanidade. La Xunta tiene un problema. El conflicto con los médicos y demás personal de atención primaria se enquista, y encalla sobre todo a dos meses de las elecciones generales y a tres meses de las municipales. El Sergas arrancó negando las denuncias y quejas de los facultativos, hasta que vio que el conflicto se le iba de las manos, con una treintena de jefes de centros de salud dimitidos y una manifestación masiva en Vigo en contra de los recortes en la sanidad pública. Entonces presentó un paquete de 175 medidas para poner los cimientos de la atención primaria del futuro, pero sigue sin convencer a los trabajadores.

Médicos, enfermeras, fisioterapeutas y trabajadores sociales rechazan la propuesta de reforma de atención primaria puesta encima de la mesa por la Consellería de Sanidade, precisamente tras sentarse y escuchar las demandas de los diferentes colectivos profesionales. ¿Razones? Varias, pero coinciden en su "inconcreción". No están dispuestos a avalar un proyecto que en su opinión no compromete a nada o casi nada. Exigen presupuestos y cifras que detallen el incremento de plantillas y recursos.

Los profesionales de Primaria se muestran especialmente combativos y están en su derecho: en Galicia y en España los centros de salud han sido y son el pariente pobre de los hospitales. Llevan años denunciando la situación y alertando del problema que habría por la jubilación de los médicos y la falta de reemplazo, los mismos años que llevan proponiendo soluciones que siempre han quedado en papel mojado.

El departamento de Jesús Vázquez Almuiña tardó en reaccionar y tras alguna torpeza, se sentó a dialogar. No ha logrado convencer de sus buenas intenciones a los profesionales de la sanidad pública. Debe volver a intentarlo. La presentación el jueves de las oposiciones del año pasado y este, con la intención de celebrarlas juntas este verano, y ofertar 254 plazas de médico de familia y 93 de pediatras, demuestra que Sanidade se está moviendo e intenta aplacar el malestar de los facultativos. Ambas partes están condenadas a entenderse y por el bien de la ciudadanía, deben agotar el diálogo porque se trata de un servicio básico y esencial para la ciudadanía.

| En Marea. "No hay nada por encima de la unidad cuando nos jugamos el cambio en Galicia. Podemos estará con En Marea sea cual sea la fórmula". Con este tuit al filo de la medianoche del 12 de agosto de 2016, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, anunciaba, ante la presión de los alcaldes del cambio, que el partido morado renunciaba a la coalición y se integraba en En Marea para ir juntos a las elecciones autonómicas.

Iglesias luchó hasta el último minuto para no renunciar a su marca ante la confluencia gallega y liderar el proyecto. Al final se diluyó en En Marea, aunque en el grupo parlamentario colocó a siete de 14 diputados. Iglesias tomó la decisión en el último minuto, cuando estaba a punto de cerrarse el plazo para presentar candidatura. A este episodio aludía la dirigente de Esquerda Unida Yolanda Díaz, cuando esta semana soltó: "Podemos llegar hasta tiempos límites y arreglar las cosas".

El 15 de marzo es el último día para registrar las coaliciones que concurrirán a las elecciones generales del 28-A. Hasta entonces puede continuar el pulso entre Luís Villares y Podemos con EU, Anova y los alcaldes del cambio. El primero quiere repetir la fórmula de los comicios autonómicos y los segundos regresar a la coalición de las anteriores elecciones generales.

Las dos partes son conscientes de lo mucho que se juegan, con las municipales a la vuelta de la esquina. Por intentar imponer su criterio, pueden tirar por la borda el proyecto que en 2016 se erigió en la alternativa al PPdeG y que ahora gobierna tres ciudades (A Coruña, Santiago y Ferrol).

Si al final hacen de tripas y corazón, y apuestan por seguir adelante juntos, los ciudadanos dictaminarán en las urnas si su arreglo de convivencia es creíble. Puede que los votantes certifiquen el divorcio ante que los protagonistas.

| La primera víctima. Una de las primeras damnificadas por la crisis de En Marea ha sido la viguesa Alexandra Fernández. La parlamentaria de Anova ha decidido dejar la política y no optará a repetir como diputada en el Congreso, pese a que Luís Villares se lo pidió. Con 30 años, se convirtió en la gran valedora de las víctimas en la comisión de investigación sobre el accidente de Angrois, igual que Ana Miranda fue su voz en Bruselas. Su juventud no le impidió exigir explicaciones y enfrentarse a unos cuantos personajes que pasaron por la comisión sin intención de rendir cuentas sobre la tragedia que se cobró 80 vidas. Demostró personalidad, y se mantuvo fiel a sus ideas, aún a sabiendas de que iba a terminar aislada en el grupo de Unidos Podemos, y a sufrir la ira de su adorado Xosé Manuel Beiras. Fernández fue la voz discordante que votó en contra del proyecto de Presupuestos porque no atendía las demandas de Galicia. Se marcha para casa con su coherencia intacta. Eso en política, es mucho.

| Feminismo. El 8 de marzo del año pasado fue un punto de inflexión. Ese día miles de mujeres salieron a las calles en Galicia y España para reclamar sus derechos. Desde entonces, los logros reales y tangibles han sido pocos. Tampoco lo esperábamos, pero fue extraordinario visibilizar el problema y la unidad de las mujeres porque la marcha y el paro trascendió a partidos e ideologías. El movimiento feminista ha vuelto a llamar a las mujeres a una huelga general de trabajo, de consumo, de cuidados y estudiantil para el próximo viernes. Este año, las mujeres siguen teniendo "mil motivos" para volver a salir a la calle y quien pueda, para ir al paro: la muerte de mujeres a manos de parejas asesinas, la violación por hombres que nos creen su posesión, la brecha salarial, las grietas en la corresponsabilidad, ... ¡La lista es demasiada larga!

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