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Juan José Millás.

Feliz no cumpleaños

Arrimadas fue a Waterloo, entre otras cosas, para demostrar a Puigdemont que a ella nadie le dice a qué rincón de Europa puede ir. Desde que la escuché, la frase rebota entre las paredes de mi cráneo como el ejercicio de surrealismo al que me temo que vamos a asistir durante esta campaña que coincide con noticias estimulantes sobre los progresos de la inteligencia artificial. En esta inteligencia tengo puestas todas mis esperanzas dado el fracaso de la natural. De modo que la líder de Ciudadanos fue a Bélgica para demostrar que podía ir a Bélgica. Como cualquier español que tenga ganas y dinero para ello puede plantarse ahora mismo en un aeropuerto y viajar al lugar de la UE que le plazca, no quedamos absurdos con la afirmación de la candidata.

¿Se pasará el resto de la campaña yendo de acá para allá al objeto de demostrar que es capaz de hacerlo? ¿Qué ocurrirá si no le da tiempo a visitar un pueblo diminuto del sur de Francia? ¿Pensaremos los contribuyentes que no ha ido porque se lo prohíbe Puigdemont? Hay un tipo de crítica de libros que consiste en reprochar al novelista que no haya escrito la novela que el crítico esperaba.

-Es que yo no pretendía escribir esa novela -se defiende el autor.

-Pues mal asunto -responde el crítico.

Parece que es lo que le ha ocurrido a Cuarón con Roma: que no ha rodado una película de lucha de clases al estilo del realismo socialista que algunos reclamaban. Y se lo echan en cara señalándole lo que no ha llevado a cabo en vez de valorar la película excelente que todos hemos visto. Esto de subrayar "lo que no" viene de lejos. Del Sombrerero Loco de Alicia en El País de las Maravillas, por ejemplo, que celebraba el "no cumpleaños". Arrimadas podría haber ido a Waterloo a lo que le hubiera dado la gana. A fotografiarse, sin ir más lejos, delante de la casa de Puigdemont para salir en los telediarios. Nadie le habría discutido ese derecho. Pero lo de plantarse a las puertas de la mansión del huido para demostrar que podía plantarse a las puertas de la mansión del huido recuerda la lógica del "feliz, feliz no cumpleaños". En esas estamos, pues, con nuestros líderes. Lo importante es que no perdamos la capacidad de extrañarnos.

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