Los países imaginarios, son países de ficción que los literatos han fabricado con sus mentes en las creaciones que han realizado. En estos días que andamos dándole vueltas a nuestra Constitución con asuntos muy relevantes para la convivencia, en la que se pone en cuestión muchas cosas entre otras, la propia unidad del Estado, quisiera comentar que hoy por hoy somos además de españoles o europeos, ciudadanos de un país imaginario, de carácter virtual, constituido por grandes espacios, donde se desarrollan actividades de todo tipo, de naturaleza diversa, tanto económica, social o cultural que abarca la práctica totalidad de nuestras vidas, cuyo nombre es Internet.

En este país que está formado por muchas regiones con nombres muy diversos, como Google, Yahoo!, Facebook, Twitter, etc. todos ellos bastantes raros y muy diferentes a los conocemos habitualmente. Nos hemos adscrito miles de millones de personas que, sin discutir, ni objetar hemos dado todos nuestros datos desde los más sencillos como nuestro nombre, a otros tan delicados como los de salud, finanzas, etc.

Este país está gobernado por jerarquías que, por supuesto no hemos elegido, pero de los que incluso no conocemos sus nombres, ni donde viven, ni como responden a sus obligaciones en relación con nosotros los ciudadanos que formamos parte. Por ello sin trivializar lo que supone pertenecer a un estado moderno con derechos y obligaciones, si nos paramos a pensar, que por vía de los hechos pertenecemos, digo bien pertenecemos, a unas entidades virtuales que tienen una ventana abierta ya no solamente en nuestras casas sino permanentemente en nuestros bolsillos a través de los teléfonos móviles, tendríamos que ir pensando en crear una constitución en Internet que recoja debidamente nuestra condición de ciudadanos y quienes tienen legitimidad para gobernarnos digitalmente.

Creo que va llegando la hora de empezar a exigir democracia y gobernanza en Internet, donde los ciudadanos tengamos algo decir, sobre quienes nos gobiernan a través los servicios que disponemos, porque ya no es la relación clásica cliente - proveedor, sino que en Internet con la extensión del tratamiento masivo de datos y la progresiva introducción del internet de las cosas, no habrá nada relativo a un ser humano que no pueda ser controlado y gestionado por los que manejan las grandes corporaciones de dominan el universo de la red.

*Economista