Todos conocemos gente de cuarenta o cincuenta años que son unos viejos prematuros y otros con setenta u ochenta años que parecen jóvenes por su espíritu abierto.

El día veintitrés de enero se celebró la JMJ 2019 en Panamá, doscientas cincuenta mil peregrinos de todo el mundo han acudido a la cita del Papa Francisco con la juventud.

Estos encuentros los empezó el Papa S. Juan Pablo II y los continuó el Papa emérito Benedicto XVI. El Papa Francisco convocó a la juventud de todo el mundo.

A través de la televisión 13TV hemos podido ver los distintos encuentros con la juventud. La verdad es que hemos disfrutado con sus homilías que dirigió a aquella multitud congregada. Se habla de medio millón de personas.

Escuchar al Papa Francisco es recibir una bocanada de aire fresco. Un hombre de ochenta y dos años y con un solo pulmón, se le veía radiante y alegre y conectó perfectamente con esa juventud llegada de todo el mundo.

Cada tres años se celebra este encuentro, la próxima JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) será en Lisboa. Los gallegos lo tendremos muy cerca, concretamente para los del área de Vigo a menos de cuatro horas en coche.

El Papa Francisco es consciente de que la juventud es capaz de realizar grandes ideales. Él. que revolucionó el Papado no viviendo en el Vaticano sino en la residencia Santa Marta para evitar el aislamiento.

El Papa Francisco entusiasmó a esos miles de personas que le escuchaban: reflexionando sobre ese Dios Padre que ama infinitamente al ser humano y recalcando lo que dice S. Juan en su Evangelio: "Si no amas a tu hermano a quién ves, ¿cómo vas a amar a Dios al que no ves?"

Tienes que ver en tu hermano herido, pecador la imagen de Cristo y te será más fácil amarle.

El Papa Francisco le habló a esta juventud con una sinceridad brutal y dice así: "Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir irritado algunas veces, pero no te olvides que tu vida es la mayor empresa del mundo, sólo tú puedes evitar que vaya en decadencia".

Ser feliz es reconocer que vale la pena vivir la vida, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones y períodos de crisis. Hay que aprender a recibir una crítica aunque sea injusta. Hay que tener la osadía para decir "perdóname". Es tener la sensibilidad para expresar "te necesito".

Que en tus inviernos seas amigo de la sabiduría y cuando te equivoques en tu camino comiences de nuevo y descubras que ser feliz no es tener una vida perfecta, si no usar las lágrimas para regar la tolerancia. Jamás desistas de luchar.

Al regreso de la JMJ, el Papa comentaba que se encontraba cansado. No podía ser de otro modo y volvió a trabajar y a viajar a los Emiratos Árabes, en donde consiguió de las altas autoridades musulmanas un acuerdo vital para los cristianos que viven en esos lugares: no usar a Dios ni la religión para justificar la violencia.

Que suerte tenemos los creyentes y los no creyentes con este ejemplo de este Papa cuyo secreto es tener un corazón joven.

*Miembro del Club 55