Tengo la sensación de que el juicio está siendo una cosa distinta de los que unos y otros pensaban. Por un lado, la insólita transmisión en directo hace que las razones de parte y parte lleguen sin intermediarios a la gente, que empieza a ver que no todo es blanco o negro, y hay grises. Pero además, y sobre todo, el esfuerzo de los acusados en demostrar que lo sucedido aquellos días en Catalunya no fue un golpe, ni hubo una declaración de independencia, ni el menor intento de imponer nada por la fuerza, ni de incumplir la ley, sino que se trataba más bien de un simulacro, una representación escénica o, a lo sumo, una jugada de farol, puede acabar prosperando, con lo cual librarían de una condena dura de cárcel, pero a la vez se quedarían sin munición, pues si todo aquello fue poco más que una broma ya me dirán quién se tomará en serio la próxima colección de "focs artificials".