Parece ya una costumbre consolidada, por desgracia, la que en cierto modo convierte las campañas electorales, oficiales o no, en barracas de feria ante las que los titiriteros invitan al público con el "pasen y vean qué maravillas se ofrecen". Y conste, de entrada, que nada tiene quien esto opina contra esa profesión cuando se ejerce por quien debe y como ha de hacerse. En el caso de los políticos metidos a feriantes, la óptica es distinta porque los "invitados" no tienen capacidad para rectificar una vez que emiten su voto ni aún cuando confirmen que los han engañado.

Viene a cuento, el introito, de las pretensiones -según acaba de publicar este periódico- de Fomento para licitar este año obras por varios cientos de millones de mejora del ferrocarril en el Noroeste de cara al Corredor Atlántico de mercancías. O sea, lo del "pasen y vean" lo que hay en la barraca para satisfacer a los votantes que, cada vez con más fuerza, exigen lo que Galicia, Asturias y Castilla y León -el Norte de Portugal también, pero sus habitantes juegan en otra "liga"- necesitan para su futuro. Y la población de tres comunidades suma muchos votos.

Hay escepticismo en el relato, desde luego, y por razones diferentes. Primero por aquello del profesor Tierno Galván, un socialista de los de antes, de los que sufrieron persecución por pedir la democracia, que vino a decir que no hay que fiarse de lo que se dice en campaña electoral. Y, después, porque es raro que un gobierno ya casi en funciones, con el presupuesto de otro, anuncie licitaciones sin partida específica ni garantía alguna de que la población lo ratifique en la próxima legislatura. Y está bien que los titiriteros se esfuercen en su tarea, pero sin pasarse.

En este punto pueden y deben añadirse más elementos de peso para el escepticismo, por no decir la incredulidad. Otro de ellos, tampoco banal, es que el proyecto ferroviario -que según la Xunta tiene "lagunas": hay que ver lo prudente que ha estado esta vez- establece que las fechas previstas para el Corredor, aún sin hablar de "remate", llegan hasta 2025, en línea con el horizonte de la UE, tan criticado, que apuntaba a 2027. Como Tenorio al comendador, la alianza del Noroeste podría decir aquello de "largo me lo fiais". Con altanería en lugar de escepticismo, pero vale.

Estas reflexiones -que reflejan sólo un punto de vista personal- u otras parecidas podrían reforzar el argumentario preventivo de los que firman la alianza del Noroeste. Sobre todo para que no se fíen demasiado de nadie que hable en una circunstancia tan volátil como fértil en promesas que después se lleva el viento y que coincide con el tiempo electoral. Y especialmente cuando los compromisos se basan en documentos que pueden quedar en papel mojado según fuere el dictamen de las urnas o los pactos subsiguientes. Y, con franqueza, procede insistir no ya en el aviso del que fuera fundador del PSP y alcalde de Madrid, sino en la trayectoria de casi todos los que han sido estos años protagonistas de la política.

¿O no??