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José Manuel Ponte

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José Manuel Ponte

La gira del San Lorenzo

Como suele decirse, de casta le viene al galgo. El escritor y periodista Enric González es hijo del también periodista y abogado barcelonés Francisco González Ledesma (1927-2015) que es un referente de la mejor novela negra que se haya escrito en lengua española. Enric no ha cultivado el mismo género que su padre pero también es un gran contador de historias, muchas de ellas recogidas en libros ( Historias de Nueva York, Historias de Londres, Historias de Roma, Todas las historias?). Y en los periódicos gusta de intercalar relatos sobre fútbol, esa "pasión de multitudes" como dicen los cronistas argentinos.

El más reciente, bajo el título de Milagros lo acabo de leer este fin de semana y trata sobre los prodigios deportivos que cosechó el club de fútbol San Lorenzo de Almagro a lo largo de su historia. Desde su fundación en 1908 por el sacerdote Lorenzo Massa (de ahí le viene a sus seguidores el apelativo de Los cuervos por el color de la sotana de los curas) hasta la reciente conquista de la Copa Libertadores en 2014, justo el mismo año que fue elegido Papa Francisco I, como es sabido acérrimo hincha del club. Y dice Enric González que toda la trayectoria deportiva del San Lorenzo de Almagro está trufada de acontecimientos sorprendentes. Como el que ocurrió en 1981, cuando al quedarse sin estadio por la quiebra de la sociedad tuvo que jugar de prestado en la cancha de otros equipos en la división B. Se llegó a temer por su desaparición pero la fe de sus miles de seguidores, que lo acompañaban a todas partes, logró el milagro de su supervivencia.

De lo que no cuenta nada Enric González (quizá lo deja para otra ocasión) es sobre la famosa gira del San Lorenzo por España y Portugal entre finales del año 1946 y principios de 1947. Fue aquella una gira que descubrió en Europa otra forma de jugar al fútbol con técnica depurada tanto en el regate como en el pase y olvido deliberado del pelotazo y del centro por alto sobre las áreas que tanto gustaba a los ingleses, al fin y al cabo los inventores del deporte. Y muy pronto los nombres de aquel equipo sorprendente se hicieron familiares entre los aficionados españoles. La alineación más habitual estaba formada por Brazina; Vancini, Braso; Greco, Zubieta y Colombo; Imbelloni, Farro, Pontoni, Martino y Silva. Ángel Zubieta era un exiliado republicano vasco que había formado parte de la selección de Euskadi, un jugador de exquisita técnica que andando el tiempo acabó fichando por el Deportivo coruñés donde colgó las botas antes de iniciar su carrera como entrenador.

El San Lorenzo le ganó 4 a 1 al Atlético de Madrid, 7 a 5 al Barça, 6 a 1 a una selección española, empató 2 a 2 y 1 a 1, con el Atletic de Bilbao y Valencia, respectivamente, y perdió 4 a 1 con el Real Madrid después de una agitada fiesta navideña. En A Coruña se enfrentó a un Deportivo reforzado con jugadores del Celta y del Oviedo y empató a 0 goles. El portero coruñés Acuña y Zubieta salieron del campo a hombros.

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