El viernes en la concentración de las trabajadoras del SAF alguien hizo una pintada en la fachada del edificio consistorial. Un exceso que perjudica a los asistentes y que demuestra que, al menos uno de ellos, es incapaz de distinguir entre su derecho a manifestarse y el respeto que merece la casa consistorial.

Pero lo que todavía mancha más la concentración del viernes es la explicación que se ha intentado dar a posteriori para justificar lo injustificable. Pretender que nos creamos que alguien tiró un huevo desde las oficinas del Concello y que la pintada es la respuesta a ese lanzamiento es tomarnos a todos por tontos.

O sea que alguien tira un huevo y, casualmente, uno de los presentes lleva un spray rojo encima para hacer una pintada. Semejante explicación suena a cuento chino, lo normal hubiera sido denunciarlo para que la policía identifique al supuesto autor.

Los hechos incontestables son que el viernes se produjo una nueva concentración delante del Concello de Sanxenxo en la que participaron algunas trabajadoras del SAF y representantes de Comisiones Obreras y al finalizar la misma había una pintada en la fachada del edificio. Lo demás es pura fábula.