El tripartito llegó al poder en Cangas con el propósito de marcar un antes y un después y dejar una herencia moral que sirviera como ejemplo a seguir. Se cantó La Internacional y se levantaron los puños en la toma de posesión del alcalde Xosé Manuel Pazos. Casi cuatro años después, la herencia recibida y la cerrazón de algunos no dejaron ver el bosque , que es cierto que es animado, pero al que hay que sacarle rédito. En estos meses el tripartido debe dar cuenta del ejercicio de su gobierno. Poco cambió, poco le dejaron también las circunstancias para que lo hiciera. Pero debe saber explicarselo a un pueblo que deseaba cambios.