Quienes organizan las recreaciones históricas deben tener sumo cuidado en que los acontecimientos que representan tengan veracidad absoluta. El patrimonio inmaterial de la Reconquista de Vigo debe asumir todo el rigor histórico-artístico para su exposición al mundo como un producto intercultural atractivo. Esta fiesta del viguismo debiera celebrarse con criterios diferentes a los que se consagraba en tiempos tenebrosos, como la fiesta de la Inquisición. La ciudad de Vigo no debe solemnizar la Reconquista que escribieron los absolutistas hace dos siglos, ensalzando a oscuros personajes como Pablo Morillo y decenas de fanáticos frailes armados. La celebración de la Reconquista debe tener otro contenido: el de los Héroes de la Libertad como patrimonio cultural inmaterial.

Aquella sociedad viguesa ya se pronunciaba, como tantas villas españolas, hacia el constitucionalismo y el fin del Antiguo Régimen. El pueblo y la burguesía ilustrada anhelaba un país laico, liberal y moderno. Pero con el gallo de que "venían los franceses", la sombra alargada del Santo Oficio desde la rúa Cruz Verde encarceló al poder municipal y a los líderes del pensamiento ilustrado de la joven burguesía, mucho antes de que pasaran las más de siete mil unidades del ejército francés camino de Portugal y de cuyas tropas sólo dos centenares escasos se quedaron en Vigo para recabar provisiones. La presencia de la intendencia gala en la Villa fue aprovechada por el poder religioso para desviar la presión popular contra los franceses y ofrecer otro enemigo al pueblo, haciéndole creer que así defendía la Patria de la impiedad revolucionaria extranjera. Pero la inflamada retórica inquisitorial contra este enemigo de ocupación no impidió que la mayoría de la sociedad viguesa, junto con las "gentes afrancesadas" de pensamiento ilustrado, se alzara no tanto para defender al Antiguo Régimen, sino a favor de la libertad de las jerarquías locales y contra el absolutismo anacrónico y clerical.

El tiempo todo se lo lleva, los mitos envejecen y pierden su fuerza de arrastre. El tiempo también enriquecerá los festejos de Reconquista embalsamada que aún seguimos festejando como una atracción mística del lado más negro de aquella sociedad, mientras los líderes vigueses continúan encerrados hace más de dos siglos en las mazmorras del Castelo do Castro, todavía convertida en cárcel del Santo Oficio. Los ilustrados vigueses de aquella Reconquista -con su Alcalde al frente- murieron dos veces, incluido el olvido histórico tras la muerte del silencio. Debe llegar el momento de hacer justicia histórica liberando al menos su nombre y su honor para recuperar su recuerdo. La Fiesta de la Reconquista debe ser para ellos un canto a la libertad constitucional a la que estaban comprometidos, y no para la rancia proclama a la intransigencia de las dos Españas.

Algunas fuentes de este artículo se encuentran en el Archivo Histórico Nacional (Madrid), Sección Inquisición, libro 702 y legajos correspondientes.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses