En una época -ya larga, la verdad- en que casi todos emplean el término "histórico" para cualquier episodio, llama la atención que apenas haya tenido el eco que se merece el que protagonizó el Gobierno de Lisboa. Que se merece el adjetivo en su decisión, y no solo por la importancia del asunto en sí -el Camino Portugués, pieza importante en las peregrinaciomes del Año Santo- sino porque su oficialidad se reconoce por un Gobierno social/comunista, dato que si se compara con otros, de corte parecido, en ciudades de Galicia y que se niegan a participar en actos religiosos, dan que pensar sobre la realidad en que viven.

Queda dicho que la decisión de Lisboa supone mucho para el Año Santo, y conviene añadir que, sin duda, refuerza la intención de incluir a esa "ruta del sur" como Patrimonio de la Humanidad. Una distinción que ya tienen el llamado Camino Francés y el del norte: la inclusión permitirá estrechar aún más los vínculos religiosos y culturales ya existentes entre Galicia y el norte de Portugal y sin duda impulsará todavía con mayor fuerza el desarrollo de la Euro Región que constituyen ambas comunidades. Y también consolidará su importante faceta económica.

En este punto es ya indispensable referirse al Xacobeo 2021 como el primer beneficiario -aparte de la fe, por supuesto- de la plena integración del Camino Portugués en la estructura oficial del fenómeno de las pererinaciones. Porque no significa solo un trámite burocrático, sino algo muy relevante para este antiguo Reino: un añadido de peso importante entre Galicia y su vecino del sur. Y que por su pluralidad política es posible que acabe como un referente positivo para otras causas que puedan acercar a gentes de diferentes ideas y meditaciones.

(Ya puestos, seguramente no estará de más insistir en el argumentario que manejan quienes, por ejemplo, reclaman para el Noroeste de la Península un Corredor Atlántico de mercancías ferroviarias -que implica una conexión con los puertos- para resaltar que el mayor peso añadido que proporcionaría la inclusión de al menos el norte portugués en la demanda la haría ya irrechazable. Como debería resultar imposible para alguien negarse a adelantar la fecha de iniciación de los trabajos, que la burocracia europea situó allá para el año 2027. Una fecha, por cierto, aún "oficialmente" modificada.)

La decisión de Lisboa resulta, por tanto, un éxito también para los que en Santiago trabajan cara a convertir el Xacobeo 2021 en un acontecimiento universal. Y que ya han establecido contactos serios con quienes -por ejemplo una potencia turística como la del estado de Florida, en USA- pueden ayudar en el empeño. La Xunta ya manifestó su satisfacción por la oficialidad del Camino Portugués, y es seguro que la tarea exterior no terminará ahí. Ahora, y dicho con el máxino respeto, hay que potenciar la interior, para que Galicia entera comparta, y dinamice con su colaboración lo que sin duda debe considerarse como un auténtico proyecto histórico de País.

¿O no?