Todos sabemos lo que es dolor: un gran degollador decidido a hacer cambiar seres humanos. Unas veces viene con prisa, otras va lento, y hasta es capaz de recortar la responsabilidad. En general, el dolor genera compasión; a juzgar por los silencios de algunos duelos: la desesperación siempre procura encontrar sinónimos de cercanía. Qué sensación más dura es sentir la voz de la desolación y sólo poder comparecer de palabra. Los suplicios envilecen a la humanidad, son una forma de aprender a rumiar el odio, y por supuesto, la mayoría son preludio de venganza.

Teniendo en cuenta que todos los dolores producen compasión: ¿la ignorancia es un dolor? Una mente desarmada de conocimiento, tiende a inclinarse a la expresión que no diferencia. La mayoría de las veces es secuencia de lo absurdo y lo fácil... La ignorancia desprecia aquello que no comprende o no tiene; sin el entusiasmo del entendimiento, todo está destinado a ser guerra. O miseria tenebrosa que oprime sin explicación. Hay veces que es mejor el silencio, una palabra puede ser forma anticipada de compasión, teniendo en cuenta que la ignorancia es un templete repleto de charlatanes, cuesta esbozar la idea. Hay muchos dolores, pero en la bóveda de todos está la ignorancia; además del aislamiento que produce, suscita pena y conmiseración. Todos en algún momento hemos exclamado "pobre persona" al ver el infortunio de la ignorancia y sus derivadas...

Hay dolores que disminuyen al saber el origen: no es el grado de intensidad, es el grado de consciencia. No es la "medicación" es el diagnóstico. Sí, no es el notorio lenguaje, es la interpretación y la suspicacia. Y así...

Sin la fuerza del entendimiento, nuestra sociedad siempre será un campo de batalla, y lo peor, una abertura por la que pasan muchos males. Entre ellos: el dolor de la ignorancia.