Adán tenía todo un mundo a sus pies, pero se sentía solo y le pidió a Dios una compañera. Una compañera que cuantos no la merecen hoy en día. Para algunos hombres, más que una compañera, lo que buscan es una jornalera que haga el trabajo calladita y sumisa. Y si un día no sale y otro tampoco, mejor, ya sale el señor, vida de casado, libertad del soltero.

El camino libre de ida y vuelta para marchar y volver cuando quiere y con todo no quita que un día te diga: tenemos que hablar, he conocido a otra. ¡Ala! Otra Ana Julia que te complique la vida a ti y a tus pequeños porque la que tienes en casa no la mereces.

El hombre que va al trabajo y vuelve a su casa raro será que tenga problemas. Los tunantes de la noche, aliados del diablo, solo tienen dormida la conciencia y errado el corazón.

*Vecina de Cercio