Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

José Manuel Ponte

inventario de perplejidades

José Manuel Ponte

Tradición de la valentía

El rescate del cadáver del niño malagueño (era más que milagroso que sobreviviera a una caída de más de setenta metros por el interior de un pozo de prospección de agua de 25 centímetros de diámetro) puso de manifiesto dos clases de conductas. De una parte, la preparación y el valor de los equipos de salvamento que intervinieron en una operación arriesgada que duró dos semanas. Y de otra la utilización comercial del suceso por algunos medios, sobre todo audiovisuales, para ganar audiencia con el dolor ajeno.

De la primera de las conductas ya teníamos conocimiento por actuaciones parecidas en el pasado en las que era imprescindible combinar las técnicas más avanzadas con la valentía de los llamados a utilizarlas. Un factor (el factor humano) del que parece andar sobrado el pueblo llano y que ya llamaba la atención del gran novelista portugués Eça de Queiroz. Según el autor de A cidade e as serras entre los integrantes del pueblo español, y sin distingos de clase ni de condición social, se dan casos de heroísmo extremo sin que los propios protagonistas le den mayor aprecio. Y cita Eça, en Cartas desde París, los comportamientos habidos durante un atentado contra el Rey de España. Por un lado, el de un veterano general que ha perdido una pierna tras la explosión de una de las bombas, e intenta quitarle importancia a lo sucedido "¡No es nada, no es nada!" dice el hombre antes de desmayarse. Y del otro, el autor material del atentado, un jovencísimo anarquista que en vez de huir aprovechando la confusión inicial se deja ver gritando muy orgulloso "¡He sido yo, he sido yo!" A Eça, esas dos reacciones le parecen dictadas por la valentía, aunque no faltarán quienes quieran ver en ellas dos muestras inequívocas de inconsciencia y atolondramiento.

La exaltación del valor como rasgo distintivo del carácter español, tiene un largo recorrido desde Numancia, Viriato, el anónimo cantar de Mio Cid ("Dios que buen vasallo, si hubiese buen señor"), el Gran Capitán, Hernán Cortes, Agustina de Aragón, Daoiz y Velarde y tantos otros. La dictadura franquista, que se apoderó de tantas cosas, también quiso apuntar al general ferrolano en la lista heroica sin mayores méritos para ello. (En realidad, el único héroe homologado de la familia Franco fue Ramón, el aviador que cruzó el Atlántico sur a bordo del Plus Ultra).

El valor de la Brigada de Salvamento Minero, de los especialistas de la Guardia Civil, de los bomberos y de otras personas y entidades ha quedado acreditada en estas dramáticas jornadas pero no así el de los medios de comunicación que se acercaron al lugar donde se trabajaba duramente para organizar la habitual ronda de especulaciones más o menos delirantes y teorías sin un mínimo de fundamento.

Ahora el caso pasará a manos de los jueces para esclarecer responsabilidades penales si las hubiere. En un territorio como el del Estado español tan necesitado de agua hay cientos de pozos como este, en muchos casos sin disponer de la correspondiente licencia y lo que es peor sin sellar. Y como ocurre casi siempre tiene que ocurrir una tragedia como esta para que las autoridades tomen las medidas de prevención necesarias.

Compartir el artículo

stats