Cada cierto tiempo, dos o tres meses, y para saber hasta dónde ha llegado el nivel de la excitación española (fundamentalmente madrileña) conecto en la radio con uno de esos programas que se complacen en anunciar catástrofes políticas y ruinas económicas inminentes. La última vez que lo hice, el país estaba a punto de irse por el sumidero por culpa de una alianza diabólica entre los socialistas del señor Sánchez, los independentistas catalanes, los batasunos vascos, el siempre oportunista PNV, y sobre todo los "podemitas" de Pablo Iglesias, formación en la que el conductor del programa detectaba comportamientos propios del ala más radical del movimiento comunista posoviético. Una formación que se presentaba a los electores hablando bajito y con voz de oveja pero que solo podía engañar a los más incautos. Entre los que no se contaba por supuesto el propio conductor del programa que ¡oh curiosidad! había sido en su juventud, y aún después, un conspicuo militante comunista radical.
Y todos sabemos, desde que San Pablo cayó del caballo persiguiendo a los cristianos, que las transformaciones políticas milagrosas se dan en la práctica y que no hay peor cuña que la de la propia madera. Véase sino la brillante carrera política que hicieron en el PP, don Pedro Arriola y su señora Celia Villalobos, don Josep Pique, doña Pilar del Castillo y tantos otros que fueron personajes destacados en el Partido Comunista antes de encontrar la verdadera fe. Y ahí, en ese punto, había dejado yo el nivel más alto de la excitación española y trace una raya como se hace con el caudal de los ríos cuando llevan más agua de lo que es normal y están a punto de desbordarse.
Por lo que he oído en la radio de la mañana, las cosas se han puesto todavía peor (lo que parecía imposible) y la conspiración comunista avanza imparable hacia su objetivo último, que es la destrucción de la nación española. Una catástrofe histórica que, al parecer, evitó Franco con la guerra civil y una dictadura de casi cuarenta años.
Pero lo más llamativo de la actual situación, según el conductor del programa, es el cambio de papeles en la conspiración comunista de la que emergen como figuras principales Íñigo Errejón y la alcaldesa de Madrid Manuela Carmena que han trazado un plan para desestabilizar el cuadro político que surgió tras las últimas elecciones generales.
Errejón, el "niño probeta" según le llaman en esa radio, se ha revelado como el leninista más leninista de todos y ha apuñalado por sorpresa a Pablo Iglesias aprovechando que disfruta de un permiso para cuidar de sus gemelos en el chalet que la "pareja peronista" (una maldad de otro medio) se ha comprado en una zona residencial cercana a Madrid. Una maniobra con la que Errejón toma la delantera y desde esa posición de ventaja le ofrece a Iglesias la posibilidad de una candidatura conjunta en la Comunidad de Madrid sin imposiciones en las listas. Y no menor en importancia el papel de Manuela Carmena, la "abuelita lobo" según la llaman en la emisora. Esa es la peor de todos, la más falsa y la más estalinista. Esperemos otros tres meses hasta comprobar a dónde ha llegado el nivel de excitación.
