La gran revelación de la Transición fue el centro político, un aglomerado de materiales varios que durante décadas hizo de colchón, de árbitro, de pegamento y de moderador. Derecha e izquierda trataban de extender el cobertor de su oferta política hacia el centro, aunque fuera a costa de dejar al aire los pies de su identidad. La aparición de Vox ha hecho que el PP estirara a toda prisa el cobertor, intentando taparse con él su extrema derecha, que ha estado siempre ahí; pero al hacerlo deja al aire su espalda centrista, facilitando la ocupación por Ciudadanos. Antes, Sánchez tuvo que hacer algo parecido para tapar el descubierto de su lado izquierdo, que estaba cada vez más colonizado por Podemos. El arte político más sutil y delicado que existe es el manejo del cobertor, siempre más pequeño que el cuerpo. De aquí a mayo veremos a los líderes tironear del trapo desesperadamente.