| Desafíos. Sin tregua, el ambiente navideño ha dado paso al ambiente electoral en el arranque del año. Faltan cuatro meses y medio para los comicios europeos, autonómicos y municipales, pero nuestros políticos ya solo tienen como referente la cita del 26 de mayo. El vuelco en Andalucía, con el PSOE en la oposición por primera vez en 36 años y la irrupción de Vox, ha elevado la tensión y las expectativas de qué pasará en la próxima cita con las urnas. ¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrentan los partidos en Galicia?

| El PPdeG. El partido en el poder parte con ventaja de cara a los comicios. Es la fuerza más votada, la que gobierna en más concellos, pero la medida de su éxito en las urnas dependerá de lo que logre en las ciudades. Aspira a recuperar las Diputaciones de Pontevedra, A Coruña y Lugo y buena parte de las urbes. Para ello necesita mayorías amplias, y no le viene bien aparecer ante la ciudadanía como una organización escorada hacia la derecha que se entiende con un partido que pone en duda el drama de la violencia de genero y aboga por disolver el Estado de las Autonomías. Así se entienden las voces que en el PPdeG surgieron para marcar distancias con Vox, incluido el propio presidente de la Xunta. Alberto Núñez Feijóo solo avaló el pacto cuando comprobó que no había cesiones en cuestiones polémicas, pero mantiene sus cautelas para con el partido de Santiago Abascal y circunscribe el pacto en el sur a la "excepcionalidad" del caso andaluz. Las mayorías absolutas del PPdeG se cimentan sobre bolsas de votos de derecha, pero también de centro y galleguistas. No todos entienden esa entente con Vox.

Los dirigentes populares lamentaron durante mucho tiempo que ellos necesitaban mayorías absolutas para gobernar, a falta de potenciales socios políticos con los que pactar. Las sucesivas citas con las urnas les exigía a ellos más esfuerzos que al resto. No les bastaba con ganar las elecciones. Necesitaban sumar mayorías suficientes para gobernar. En demasiadas ocasiones, vieron como se les escapaban alcaldías, presidencias de diputaciones y también la Xunta porque nadie quería una alianza con el PPdeG. Los sueños a veces se cumplen, pero también sucede que uno puede arrepentirse de los deseos. Los populares pueden contar con Ciudadanos y Vox. Ya tienen dos posibles socios,pero son esos mismos aliados los que entran en su granero de votos y pueden diezmarlo. Son su competencia directa. Galicia es territorio ignoto para Abascal, pero Ciudadanos ya inició su incursión con tímidos éxitos. El primero pretende robarle los votos más de derechas y los segundos a los electores centristas.

| El PSdeG. El lunes entra en el Congreso el proyecto de Presupuestos y entonces sabremos la partida reservada para Galicia. Por el momento, ha trascendido que el Gobierno de Pedro Sánchez ha elevado del 13% al 18% la inversión destinada a Cataluña. Si los catalanes se llevan una porción de la tarta más grande, alguien recibirá un trozo del pastel más pequeño. Es la concesión para lograr el apoyo de los independentistas catalanes. Sin ellos el PSOE no tiene presupuestos y el peligro de una legislatura corta se agranda. Los socialistas gallegos tendrán que torear con ello para que les perjudique lo menos posible en las urnas. Podrán recordar las cesiones de José María Aznar y Mariano Rajoy, en su momento a catalanes y vascos, pero habrán de hacer frente al hartazgo de los ciudadanos, cansados de los privilegios que disfrutan otras comunidades, y nunca llegan hasta aquí. En este caso, es más gravoso, los políticos catalanes, que tanto han tensionado la situación política, social y económica, no se merecen un trato de favor.

2019 se supone que es el año en que Gonzalo Caballero entrará en el Parlamento. Hace catorce meses que ganó las primarias del PSdeG y desde entonces no ha dado un paso al frente para batirse directamente con Alberto Núñez Feijóo. Solo tiene que renunciar un diputado socialista de la provincia de Pontevedra y Caballero tendrá una plataforma para el cara a cara con el líder del PPdeG. Hasta ahora ha excusado su reticencia por sus clases en la Universidad, pero no todos en el partido comparten la idoneidad de su decisión. Los tiempos revueltos en En Marea le dan una oportunidad para que el PSdeG recupere el liderazgo de la oposición. Las elecciones de mayo serán sus primeros comicios como responsable del partido en Galicia. El reto es inmenso: mantener las diputaciones y la alcaldía de Lugo, y avanzar posiciones en las urbes que un día fueron feudos socialistas. Vigo es el bastión.

| En Marea. El primer partido de la oposición arranca el año dividido y enfrentado, y aunque la lógica dicta que deberían cerrar filas si no quieren suicidarse en las urnas, de aquí a mayo todo puede suceder. Los jóvenes dirigentes que irrumpieron en la escena política para impulsar gobiernos de unidad popular con una política rupturista, al final han practicado más el rupturismo que la unidad. En mayo como mucho pueden aguantar el tirón, porque lo lógico es que la crónica radiada de sus fuertes desavenencias les pase factura en las urnas, o hundirse más. Dependerá de su prudencia a partir de ahora. La alcaldía de Ferrol la dan casi por perdida. La candidatura de hace cuatro años se ha roto en tres listas. Preservar las alcaldías de A Coruña y Santiago será todo un éxito.

| BNG. La diputada Ana Pontón se consolidó como portavoz nacional del BNG al conseguir en 2016 frenar la debacle que auguraban las encuestas a la formación frentista en las elecciones gallegas. En la siguiente cita con las urnas, su objetivo es iniciar la recuperación de apoyos. La crisis de En Marea, que se llevó buena parte de los votos que perdió el Bloque, le brinda facilidades. 2019 ha de ser para el BNG el año de la reconquista.