La Asociación de Diagnostic@s de Cáncer de Mama de O Morrazo (Adicam) cumple este año la mayoría de edad. Gestada en el dolor, pero también en la esperanza, este colectivo es ejemplo de tenacidad. No busca respuestas filosóficas ni se enreda en falsas batallas políticas pretenciosas. Su trabajo es callado, altruista y hasta imaginativo. Es ese lazo rosa de conexión entre la paciente y la familia, entre el mundo difuminado de un hospital y el de volver a salir a la calle. No maquilla esa torpe realidad de llantos ni noches en vela, pero ofrece argumentos para mantener una lucha, en la no existe el toque de retirada. Se mantiene en permanente estado de excepción y su capacidad de convocatoria podría cambiar el mundo; de hecho cambia algunos mundos.