Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La explosión

A juzgar por lo que ha publicado este periódico acerca de la situación actual de En Marea, es evidente que se han quedado cortos los que vaticinaban un estallido en lo que en su origen fue bautizado como "partido instrumental". Porque los efectos de su crisis han sido una explosión, que parece lo mismo pero que al menos los artificieros saben que tiene peores consecuencias. En ese sentido, la perspectiva aparenta dramática pera quienes hace no demasiado llegaron a la conclusión de que el mejor -si no único- modo de batir electoralmente al PPdeG era sumando.

La opción pasaba por hacerlo antes o después de las votaciones, y decidieron la primera. Seguramente no tanto por vocación cuanto por reflexión y sobre todo, tópicos aparte, desde el hecho de que las coaliciones formadas a partir de los resultados casi nunca dieron el fruto que buscaban quienes las constituyeron. Y de que a veces demostraron que como remedio a posibles males eran bastante peores que la enfermedad a evitar. Eso, que algunos definen "una opinión personal", por supuesto lo es, pero se arroparía, si resultare necesario, con abundancia de ejemplos.

En todo caso, parece claro a estas alturas que la intención original de quienes pusieron en marcha el proyecto no tuvo en cuenta lo que resulta ser una especie de maldición bíblica de buena parte del oficio político: el cainismo. Un mal que paradójicamente se alimenta con el éxito y se rige por una extraña proporción: cuanto más grande es el triunfo, mayor el daño que produce a los que lo consiguen. El ejemplos más llamativo fue el de Coalición Galega, que llegó, vio, venció -relativamente, porque pasó de la nada a fuerza decisiva-, se dividió y murió. Y todo ello en poco más de una legislatura; lo mismo podría ocurrir con EM.

Probablemente, los observadores más atentos podrían añadir unas cuantas más a las causas que se citan en el desarrollo de las crisis de la formación "rupturista" que, en otra contradicción, reprodujo nada más llegar los errores de las que ya estaban. Con especial relevancia en el municipalismo, y por el subsiguiente deseo de mantener el poder conseguido o aumentarlo incluso frente a los compañeros "instrumentales". Porque, aquí, eso de compartir no siempre se acepta y casi todo el mundo se cree autor exclusivo -o, como mínimo, principal- de las victorias.

Dicho todo ello, procede todavía un matiz. Porque aunque se anuncia multitud de candidaturas surgidas de aguas hasta ahora compartidas, nadie puede descartar que los intentos, aún los cada vez más débiles, de quienes tratan de salvar la unidad -al menos la de acción electoral- puedan alcanzar un compromiso de última hora. Pero la hipótesis sería entonces la de una explosión controlada aunque sin impedir el ruido, objetivo que no pocos consideran suficiente. Ocurre que la cinegética política en este antiguo Reino prevé incluso la caza sin muerte, en la que tampoco se requiere capturar a la pieza: sólo lograr que se asuste y huya.

¿No??

Compartir el artículo

stats