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Sobre las elecciones andaluzas

Es necesario no sobrevalorar los resultados de Vox en las elecciones andaluzas, presentados como algo sustancialmente nuevo en el panorama electoral, como la aparición de una ultraderecha de tipo europeo en España, incluso como un avatar del fascismo según Pablo Iglesias.

Evidentemente Vox no es fascista, dejemos de banalizar una palabra que designa una realidad terrible, aunque algunos o bastantes de sus militantes y/o votantes podrían sentirse cómodos con un régimen de ese tipo. Parte del electorado de derecha ha elegido las posiciones más duras (y más simplistas) ante lo que considera respuesta débil de PP y C's ante la política (o falta de ella) del gobierno en el tratamiento de problemas de enorme magnitud como la emigración o el conflicto catalán, por ejemplo.

Pero la situación es diferente a la europea occidental (donde nos situamos) ya que la derecha nuestra no es comparable a los conservadores ingleses o franceses o alemanes que tienen a la ultraderecha a su derecha mientras que el PP (atendiendo a su historia, ideario y prácticas) es una derecha extrema que siempre englobó a los ultras.

La novedad de estas elecciones andaluzas consiste en el significativo voto logrado por un partido marginal que aprovechó un período de relativa debilidad del PP. Partido bisagra pero condenado a apoyar el gobierno de PP/C's. Por otra parte el endurecimiento de las posiciones del PP con el nuevo liderazgo de Casado, con una derechización de C's, inflexible ante el conflicto catalán, auguran posiciones duras y extremas de ambos partidos en la política general que llevarían de nuevo a su casa al votante tradicional del PP. Los resultados de Vox pueden ser flor de un día y difícilmente repetibles en las próximas elecciones.

El peligro no es Vox sino el triunfo de la derecha dura de siempre articulada políticamente en PP/C's, en un proceso de progresivo extremismo que, vista la radicalización de parte de sus votantes y la necesidad de reabsorber a Vox, va a continuar. En realidad a la derecha del PP solo se haya el fascismo.

Lo significativo de las elecciones andaluzas es la derrota de la izquierda, una autoderrota propiciada no solo por su campaña electoral mediocre sino sobre todo por la política vacilante y sin norte del gobierno con una ausencia lamentable de ideas claras y de estrategias a su servicio, lo que provoca ya grietas en la mayoría de la moción de censura. En Andalucía condujo a la abstención al votante progresista que no siempre tiene claro que es preferible mil veces el peor gobierno socialista a cualquiera de nuestra derecha que, sin resolverlos, agravará los problemas existentes. Dura y sufrida lección que ya de todos debiera ser sabida.

Se confirma así que el peor enemigo del PSOE es el mismo, lección que también se le resiste. Y las próximas elecciones ya están ahí.

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