Por alguna razón, algunos piensan que la obra del paso de peatones gigante puede mermar votos a los partidos en el gobierno. No hace falta más vía de agua que ésta para ver como algunos abandonan el barco en un desasosiego inquietante. En un alarde de desapego, de inmediato se señala con el dedo y no se duda en seguir el ejemplo de Pilatos. Demasiado frágil se nos antoja en estos momentos la coalición cuando un asunto de este tipo pone al descubierto sus vergüenzas. El alcalde de Cangas supo mantener la compostura. Tuvo cintura para esquivar los dardos que le estaban tirando y salir del apuro con buen humor. Es lo que se exige de la institución.