Yuste Grijalba trató primero de capitalizar la información municipal para el PSOE en exclusiva, y luego quiso llevar la voz cantante en las sesiones informativas con el Ayuntamiento. Ambas cosas no gustaron nada a los representantes de los demás partidos, por cuanto suponían de ninguneo y menosprecio. Los socialistas tenían prisa por tomar posiciones de cara a las elecciones municipales previstas para el año siguiente, a fin de marcar distancias ante sus rivales.

En pleno desarrollo de dichas reuniones, el portavoz socialista puso en cuestión un presupuesto extraordinario por valor de 58 millones de pesetas para pagar deudas municipales y habló de cuentas oscuras y otras lindezas.

La corporación municipal respondió de inmediato con una moción conjunta ante el pleno municipal del mes siguiente, en donde solicitaba la interposición de una querella criminal por injurias y calumnias contra el líder socialista ante el fiscal jefe de la Audiencia Provincial.

El alcalde Queizán no ocultó su malestar por tales declaraciones, puesto que puntualmente había informado a Yuste sobre el particular. Al mismo tiempo recordó que el líder socialista había asistido a la sesión plenaria en donde se había aprobado aquel presupuesto extraordinario, que luego se expuso a información pública. No había, por tanto, ningún secretismo sobre las deudas, ni sobre las cuentas del Ayuntamiento.

El pleno municipal respaldó por unanimidad la interposición de la querella criminal, que Yuste acogió con sorpresa y displicencia. Tal y como suponía, su inmunidad como senador terminó por diluir aquella denuncia.