| Repetir errores. En Marea es la heredera de Alternativa Galega de Esquerda (AGE), a su vez la suma de Anova (el partido de Xosé Manuel Beiras tras irse del BNG) y Esquerda Unida para las elecciones gallegas de 2012. AGE irrumpió en el Parlamento de Galicia como tercera fuerza, por encima del Bloque, con nueve diputados, pero terminó la legislatura, con tres de sus parlamentarios en el Grupo Mixto. ¿Aprenderá En Marea de los errores de sus mayores o los repetirá? La crisis abierta en la formación rupturista, con unas primarias paralizadas y acusaciones de manipulación del censo electoral, es de tales dimensiones, que la sombra de la fractura planea sobre la primera fuerza de la oposición en el Parlamento gallego. Los ataques vertidos en las redes sociales por los miembros de los bandos enfrentados hacen pensar que cerrar heridas será muy difícil en un conflicto ya tan enconado, pero en política todo es posible. Dos de los diputados que se fueron al Grupo Mixto en la pasada legislatura fueron de Cerna, ¿qué hará Paula Vázquez Verao, de la misma formación, si pierde su lista, la liderada por Luís Villares?

| Minifundismo. En Marea es también la alianza de Podemos, Esquerda Unida, Anova y otras fuerzas de izquierda que en 2015 impulsaron de forma desigual mareas municipalistas varias, que en Santiago, A Coruña y Ferrol tocaron poder. Un año después daban el salto al Congreso de los Diputados, primero con seis escaños, y finalmente con cinco, tras la repetición de las elecciones. Intentaron reeditar el éxito en los comicios autonómicos de septiembre de 2016, pero no cumplieron expectativas, y desde entonces andan enfrascados en luchas de poder que pueden convertir, si nadie les pone freno, a En Marea en un experimento fallido.

El partido nació en julio de 2016 en Vigo para "devolver la Xunta a la ciudadanía", con el apoyo de 2.500 gallegos que firmaron su manifiesto. Desde entonces han ido agotando el crédito, la esperanza y las ilusiones que los electores de izquierda depositaron en él. Lejos de fraguar un espacio unitario y amplio, una confluencia de fuerzas de la izquierda rupturista dispuesta a fraguar una alternativa posible y real al PP, han empeñado sus energías en guerras de aparato, que más parecen viejas prácticas de los partidos de siempre, que de la nueva política.

¿Qué pensará Xosé Manuel Beiras del espectáculo que están dando sus discípulos? En una de las primeras crisis que empezaron a dinamitar En Marea, el líder mediático de En Marea ya advirtió a los suyos del peligro del "minifundismo". Cada uno de los actores del nuevo partido político parece más preocupado por que no le "muevan el marco de la finca", en palabras del propio Beiras, que en buscar la receta para erosionar la mayoría absoluta del PPdeG. ¿Les pasará factura en las urnas?

| Formación satélite. Dos años después de su nacimiento, En Marea debía estar dotada de una estructura de base, enfrascada en pulir un programa alternativo al PPdeG y en diseñar la estrategia para 'tocar y hundir' la hegemonía de la derecha en Galicia. Sin embargo, en el ecuador de la legislatura, el elector se encuentra con un escenario abierto. No se sabe quién va a liderar En Marea (si pierde Luís Villares, el actual portavoz parlamentario, derrotado por quienes le fueron a buscar a su plaza de magistrado en el TSXG, ¿quién ocupará su lugar?), ni se sabe qué va a ser En Marea. Podemos ha decidido implicarse en el batalla por el poder, y lo hace para tener el protagonismo, que hasta ahora rehusó. Pablo Iglesias quiere controlar En Marea, para que luego no le salgan diputadas díscolas, como Alexandra Rodríguez, de Anova, que denuncia que los diputados gallegos son "un satélite" en el grupo confederal Unidos-Podemos del Congreso. ¿Saldrá perdiendo el polo nacionalista influencia en el seno de En Marea? ¿Volverán los votos nacionalistas al BNG?

| Vasos comunicantes. Sobrepasado el ecuador de la legislatura, no se visualiza en la oposición una alternativa clara y fuerte a Alberto Núñez Feijóo. En Marea vive envuelta en ruido de sables y el PSdeG, sin su cabeza de lista, Gonzalo Caballero, en el Parlamento gallego, fiaba sumar votos y crecer electoralmente por el viento de cola de tener a Pedro Sánchez en La Moncloa. Desde el pasado domingo, y visto lo que pasó en Andalucía, ese viento de cola puede volverse en contra. Y ahora además Pachi Vázquez, en otro tiempo secretario xeral del PSdeG, se da de baja del partido, y sus apoyos, aunque menguados, no descartan seguirle, lo que puede suponer un traspiés en la provincia de Ourense. El BNG, la tercera parta de la oposición, aún tiene que recuperar efectivos antes de optar a liderar la alternativa.

No es descartable que en las próximas elecciones autonómicas haya un dèjá vu. El PP, con la incógnita de si Feijóo repetirá como cabeza de cartel, está a día de hoy en condiciones de reeditar su mayoría absoluta, y las fuerzas de izquierda pueden funcionar como vasos comunicantes. Es decir, que la noticia de la noche electoral puede ser un trasvase de votos entre los partidos de la oposición. No sería la primera vez. En las elecciones autonómicas de 1997 el BNG, con el 25% de los votos y 18 escaños, arrebataba al PSdeG el liderazgo de la oposición que había ostentado desde los inicios de la autonomía. Cuatro años después empataba con el PSdeG en escaños y ocho años después se deshacía el empate, a favor del PSOE gallego: Veinticinco escaños para Emilio Pérez Touriño, que se quedaba con la presidencia de la Xunta, al perder Manuel Fraga la mayoría absoluta, y 13 para Anxo Quintana, que debía conformarse con la vicepresidencia.

PSdeG y BNG no retuvieron en 2009 el poder, pero los primeros mantuvieron la segunda plaza en O Hórreo, hasta que hace dos años, En Marea les desplazaba por los pelos. Los mismos escaños (14), pero Luís Villares sumaba más votos, el 19% frente al 17,8% de las papeletas de Xoaquín Fernández Leiceaga. Las aguas bajan revueltas en En Marea y sus rivales en el campo de la izquierda aspirarán a arañar electores desencantados. No lo duden: irán a por ellos. ¿Lo lograrán?

| Justicia. El PPdeG necesitó cuatro años para su particular travesía del desierto por las filas de la oposición y luego regresar a la Xunta. Desde entonces Alberto Núñez Feijóo ha visto desfilar a más de media docena de líderes en la oposición: Manuel (Pachi) Vázquez, José Ramón Gómez Besteiro y Xoaquín Fernández Leiceaga, por el PSOE; Guillerme Vázquez, Francisco Jorquera, Xavier Vence, y Ana Pontón, por el BNG; y Xosé Manuel Beiras y Luís Villares, por AGE y En Marea. ¿Habrá más?