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Camilo José Cela Conde.

Precio

García Page ha asegurado que los Presupuestos Generales del Estado son poca cosa para venderse al independentismo

Creo que es a Bernard Shaw a quien se atribuye el magnífico -aunque con toda probabilidad apócrifo- desplante hacia una dama de la aristocracia londinense cuando, hablando con ella acerca de la tolerancia, le preguntó si se dejaría llevar a la cama por un millón de libras. Por supuesto que sí, le contestó ella. ¿Y por una libra?, replicó el dramaturgo. Con gesto de gran ofensa, la señora fue tajante; ¿con quién se cree que está usted hablando? La conclusión de Shaw es la que ha pasado a la historia de las leyendas urbanas: con quién estoy hablando ha quedado ya claro. Ahora estamos ajustando el precio.

El presidente de la comunidad autónoma de Castilla y La Mancha, Emiliano García Page, se ha visto atrapado -él solo, esta vez- en una red lógica parecida. En una entrevista al diario "El Mundo" ha asegurado que los presupuestos generales del Estado son poca cosa para venderse al independentismo. Dado que el señor García Page es un peso pesado en el socialismo patrio, su frase se ha interpretado como una advertencia hacia el presidente Sánchez. Pero lo que ha hecho en realidad Page es dejar claro con quién estamos hablando. De lo que se trata ahora es de ajustar el precio. Pues bien, ¿qué justificaría la venta del Estado o, al menos, de su poder ejecutivo más la propina del Consejo General del Poder Judicial a los señores Puigdemont, Junqueras y Torra? Mejor dicho, ¿con lo que se paga ya de alquiler de la moción de censura es suficiente o habrá que rascarse más el bolsillo de cara a las elecciones anticipadas?

Es probable que el presidente de lo que antes era Castilla la Nueva niegue semejante interpretación. Siguiendo otra maravilla que aparece dentro de las paradojas de la lógica de enunciados que son los dos libros dedicados a Alicia por el reverendo Charles Lutwidge Dogson, más conocido como Lewis Carroll, cabría preguntarse qué significan las palabras. En "A través del espejo", Alicia y el huevo orondo Humpty Dumpty -un personaje que Carroll tomó prestado del folklore inglés- discuten acerca de ese asunto de tanta trascendencia. El huevo sostiene que sus palabras significan lo que él quiere que signifiquen. Alicia se pregunta si las palabras pueden significar tantas y tan contradictorias cosas; una pregunta retórica porque lo importante es lo que significan para todos. Humpty concluye con tanta rotundidad como Bernard Shaw al ajustar el precio: lo importante es quién es el que manda.

Se llega así de golpe al corazón de las tinieblas, por más que Joseph Conrad no fuese inglés sino polaco, con la pregunta acerca de quién manda hoy en España. Pero hay una cuestión más inquietante aún: ¿quién mandará tras las inevitables elecciones si el abanico político que sale de las urnas es parecido al actual? Acudamos a la lógica venerable heredada: de lo que se tratará en ese escenario nada absurdo será de ajustar de una vez por todas el precio de lo que paso tras paso, estamos convirtiendo en inevitable.

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