Ahora que el Liceo Casino, la sociedad más antigua y señera de esta ciudad, se debate entre la continuidad y la mudanza de su junta directiva, viene al pelo recrear aquí una de las etapas más ricas y florecientes de su historia centenaria: cuando en 1973 el popular constructor José Malvar Figueroa sustituyó a Manuel Casas Arruty en la presidencia de la entidad, tras unas elecciones bastante reñidas (147-125 votos) entre ambas candidaturas.
Pin Malvar contó, sin duda, con una directiva de primera; quizá la mejor junta posible en aquel tiempo. Sobre todo, porque resultaba muy representativa de los distintos estamentos. A saber:
Vicepresidente, Ramón Giménez Mayor; vicepresidente 2º, José F. Filgueira Valverde; secretario, Víctor Domínguez Pedrosa; vicesecretario, Joaquín Gutiérrez Carrera; contador, Enrique Enríquez García; vicecontador, Cesáreo Novoa Alcaraz; tesorero, Santiago Gutiérrez Sánchez; bibliotecario, Antonio Odriozola Pietas; y vocales, Amalia Fernández Magán, Fernando Ponte Salom, Felipe Lariño Fernández, José Carlos Fontoira García, Jorge Hermida Aldao y Manuel Ponte Pérez-Pardo.
La primera actuación promovida por Pin fue la creación de una Comisión para la Juventud, con bastante autonomía para organizar actividades de acuerdo con sus preferencias. Tal decisión resultó un acierto y el presidente se ganó el apoyo de ese colectivo hasta entonces bastante marginado.
A la actuación de Los Pekeniques en el baile de Reyes siguieron Los Ángeles en la festividad de San Sebastián, y después vinieron Los Módulos, Los Pop Tops, Los Fórmula V y Los Tres Sudamericanos, en los Carnavales.
Malvar echó la casa por la ventana en las Fiestas de Primavera, como se denominaban sutilmente, y para curarse en salud, la directiva suprimió las invitaciones y los intercambios con otras sociedades. Los bailes se reservaron única y exclusivamente para sus socios.
Un personaje singular como Armando García Argibay "Moreno", encargado del montaje de la infraestructura que engarzaba el Liceo Casino con el Teatro Principal en una sola plataforma común, certificó públicamente que aquellos bailes de Carnaval de 1973 habían sido los mejores de los últimos cincuenta años, tiempo que llevaba al servicio de la empresa Fraga.
Particularmente concurrido estuvo el Baile de Fachas, donde se produjo un hito en la intrahistoria de la sociedad: a altas horas de la madrugada, los socios más noctámbulos prorrumpieron en una calurosa ovación a Pin Malvar en señal de reconocimiento a su gestión y generosidad, echando mano de su propio peculio para cualquier contratación especial. Los aplausos no pararon hasta que don José bajó a la pista con su señora para bailar un vals dedicado. En apenas dos meses, Pin se metió al Casino en el bolsillo.
Nada menos que Dámaso Alonso, presidente de la Real Academia Española y figura venerada en el mundillo literario, abrió la programación cultural con una conferencia titulada El realismo en Tirant lo Blanc, la célebre novela caballeresca. Pese a la aridez del tema en cuestión, la sala repleta se rindió a la sabiduría del maestro, que estuvo acompañado en la tribuna por Filgueira y el propio Malvar, siempre presente en todas las actividades.
A Dámaso Alonso siguió Antonio Gala, cuando se encontraba en la cresta de la ola como autor teatral y, naturalmente, conquistó al público con su verbo fácil y brillante. Su disertación sobre el teatro de García Lorca también resultó más asequible a un aforo variopinto.
Las buenas relaciones de Pin Malvar permitieron la organización de un evento singular sobre el baile español y el flamenco, a cargo del poeta José Manuel Caballero Bonald y el bailarín Antonio Gades. Por sus características literarias y artísticas a un tiempo, la actuación se llevó a cabo en el Teatro Malvar y constituyó otro gran éxito. Luego vino hasta Matías Prats, el legendario comentarista deportivo.
Dentro de esa línea novedosa, aperturista y rompedora, el Casino programó un ciclo juvenil sobre educación sexual que despertó un notable interés entre la población escolar. Nunca se había organizado nada semejante en esta ciudad. El principal valedor de esas conferencias no fue otro que el jefe provincial de Sanidad, Francisco Javier Yuste Grijalba.
El propio doctor Yuste abrió el ciclo con una charla orientativa para padres y profesores. Luego la doctora Poza y el doctor Otero impartieron las conferencias sobre fisiología y psicología de la sexualidad a alumnos y alumnas de quinto, sexto y COU. La gran mayoría nunca habían oído hablar con tanta claridad de un asunto hasta entonces tabú, y muchos de ellos y ellas se iniciaron entonces en aquel difícil aprendizaje.
Actividades y eventos de todo tipo no cesaron de celebrarse a lo largo de todo el año 1993. Desde la entrega de insignias de oro a los socios de honor, con la actuación de los guitarristas Segundo Pastor y Venancio G. Velasco, hasta el concierto de los Cantores de los Institutos, en Semana Santa.
Como norma general, los sábados por la tarde hubo cine infantil en el Teatro Principal para los hijos de socios; y para los jóvenes también se programó un asalto-baile en el parque de A Caeira durante todo el verano.
Entonces la afición por el mus prevalecía sobre el brige entre la masa social, y en deportes, el tenis se llevaba la palma. Al año siguiente se disputó el campeonato de tenis infantil, juvenil y senior, premio Internacional Liceo Casino durante el mes de agosto.
Cuando Pin Malvar y su directiva rindieron cuentas ante la asamblea general de su primer año al frente del Liceo Casino, no tuvieron ningún problema en obtener un refrendo general por su inmejorable gestión.
Los socios aprobaron la realización de importantes obras en el edificio principal y en el parque de A Caeira para mejorar sus instalaciones. El recibo mensual subió a 500 pesetas mensuales y la cuota de entrada para nuevos socios se incrementó a 30.000 pesetas.
