Desde el comienzo, en la pesca asumimos que el proceso de plasmar el Brexit en un acuerdo iba a ser un proceso farragoso como iba a ser complicada la subsiguiente negociación para un Acuerdo Pesquero que regulase la relación futura entre el Reino Unido y la UE. Nos preocupaba la tendencia de la UE a negociar los acuerdos pesqueros como una pieza separada e independiente, así había sido en el caso de Noruega e Islandia.

El miércoles supimos que la pesca no iba a ser dejada a su suerte y que el devenir de las relaciones pesqueras entre las partes quedaba vinculada a aspectos comerciales, el acceso de los productos de la pesca y la acuicultura a los mercados europeos. Esto supone un precedente, hasta ahora inexistente, de vital importancia. Quiere decir que el acuerdo no sería fish por peixe, algo en lo que la UE siempre saldría perdiendo mucho, y sí añadiendo la componente de los mercados, equilibrando en gran medida la negociación. Para darse cuenta de la importancia de este hecho no hay más que ver el revuelo que estos aspectos del acuerdo han causado en la comunidad pesquera británica.

Es importante remarcar que la exclusión de estos productos de la prolongación del mercado único más allá del periodo transitorio (hasta el final de 2020 aplica enteramente la reglamentación comunitaria) afectará de igual manera a los flujos comerciales en ambos sentidos. Quiere esto decir que los transformadores y comercializadores europeos también se verán afectados en su competitividad en el Reino Unido si no se alcanza un acuerdo pesquero. Es un gran sacrificio que se hace en pos de un acuerdo estructural, el de acceso a posibilidades de pesca, a costa de lo comercial.

No dejo de extrañarme la reacción pesimista y un tanto negativa de ciertos sectores de la pesca gallega. Menos aún que quienes anuncian su preocupación sean precisamente armadores que ejercen su labor bajo el pabellón del Reino Unido, o de uno de sus territorios satélites. Sí, tendrán que pagar aranceles para traer su pescado a Vigo, tal y como algunos tendremos que hacer para vender el nuestro en el Reino Unido. Pero es el precio que hay que estar dispuesto a arriesgar para poder asegurar que nuestra flota no siga sangrando cuotas y barcos.

La realidad es que el acuerdo de esta semana nos garantiza estar en el meollo de la negociación, entreverados con el resto de los sectores y, al hacer una mención aspiracional de fecha de conclusión del acuerdo pesquero (julio de 2020), se garantiza relevancia política durante toda la negociación, ya que para el acuerdo marco se prevé un proceso mucho más largo. Y mientras tanto nada cambiará, el Reino Unido seguirá bajo la PCP y el reparto comunitario de cuotas.

Queda mucho camino por recorrer, toda la negociación de un Acuerdo Pesquero Sostenible de Pesca con el Reino Unido, y lo más importante será mantener la seriedad en el trabajo y la templanza en nuestras reacciones públicas, también claridad de ideas y mucha empatía para comprender a nuestros compañeros de viaje de otros Estados Miembros. Como dice el fundador de la casa armadora que me formó, negocio solo es si ganan los dos. Quizás puedan ayudarnos los gallegos que trabajan con banderas del Reino Unido a que la otra parte entienda que este debe de ser el objetivo.

*Miembro de Cepesca/EUFA