Galicia se sitúa en un finisterre europeo. Y eso es un handicap si no le prestamos suficiente atención a la conectividad con el resto del Mundo. Además, Galicia no es un territorio de alta densidad demográfica y empresarial, que nos brinde un gran peso económico y político. Si combinamos las tres afirmaciones anteriores, no podemos sino concluir que nos jugamos mucho en la estrategia de comunicaciones terrestres, aéreas y marítimas y que tenemos que trabajar conjuntamente y sin fisuras en su reivindicación.

Por supuesto, hemos avanzado notablemente en los últimos años. Pero resta mucho por hacer. Y surgen demandas y necesidades nuevas a las que hay que dar respuesta.

El documento que ayer presentó el Foro Económico de Galicia pretende estimular el movimiento en este frente. Un movimiento que, en todo caso, debe liderar el Parlamento de Galicia. Porque tiene la legitimidad y porque hablamos de una estrategia de país que exige un apoyo de base amplia e insistencia a largo plazo.

Cierto que el Parlamento ha logrado ya valiosos consensos en varias proposiciones en materia de infraestructuras. Pero creo que necesitamos algo más. Como ya se hizo (y muy bien por cierto) con la Comisión sobre política forestal, sería bueno buscar y encontrar en el Parlamento la agenda pendiente y ordenada de la política de infraestructuras en Galicia.

Con la ayuda de comparecencias de expertos de perfil complementario, con la ayuda (si se considera necesaria) del Foro Económico de Galicia, deberíamos ser capaces de ponernos de acuerdo sobre qué hay que hacer en la próxima década y en qué orden.

Cierto que el Ministerio de Fomento es el que finalmente dispone en casi todo. Pero si todos los gallegos remamos en el mismo sentido, va a ser más difícil que el Ministro no tenga en cuenta nuestras preferencias y ambiciones.

*Director del Foro Económico de Galicia