El conflicto sanitario en Cangas es una bola de fuego que crece a medida que baja la colina del desencanto. El desembarco, al mas puro estilo de los marines USA (de noche y muy cerca de la playa), del conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuiña, en la villa, no sirvió para frenar la escala de protestas contra su quehacer, al contrario, parece que avivó la llama de la rebelión. Parte del gobierno local pensó que al renunciar a debatir con el conselleiro se había perdido una oportunidad de tener un cara a cara con público a favor. Daba la impresión que quien salía reforzado de este desencuentro había sido el PP. Pero no. Ya alguien dijo que esa solo era una batalla, que habría muchas más. Y ahí está, la caballería de Lalín al mando del coronel Rafael Cuiña convirtió un problema local en un problema autonómico. ¡Casi nada!