Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pedro de Silva

Stan Lee dio en el clavo

De los tres superhéroes que hay en el podio del gremio siempre he preferido a Spider-Man. Miento diciendo siempre: siendo yo niño no existía, y mi héroe, como el de casi todos, era Superman. Sin embargo éste me parecía ya entonces demasiado facilón, por exceso de poderes, lo que le restaba verosimilitud. Aunque Batman, en cambio, era más creíble al no tener superpoderes, sólo tecnología, esto lo fragilizaba demasiado para lo que se espera de un superhéroe. La llegada de Spider-Man resolvió el dilema en una síntesis dialéctica: un superpoder limitado, un poco de tecnología y mucho talento. Por otra parte el sujeto que había detrás no era ni el tontorrón de Clark Kent, (apetecía empujarlo para que ligara de una vez con Lois Lane) ni el ricacho consentido Bruce Wayne, sino un muchachito tímido y normal. Spider-Man llegó bastante tarde a mi vida, pero me resolvió algunos problemas.

Compartir el artículo

stats