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¿Halloween o Samahain? No, magosto

A finales de octubre, los celtas celebraban el Samahain en memoria de los antepasados. La Iglesia cristianizó esta fiesta y la convirtió en Todos los Santos y Los Fieles Difuntos. Con la cristianización, la fiesta celta dejó de llamarse por su nombre y durante mucho tiempo se creyó que había desaparecido. Pero en algunos lugares siguió celebrándose, aunque con otros nombres. Los emigrantes irlandeses y escoceses llevaron a los EEUU el Samhain en donde le llamaron Halloween. Ante el abandono de ceremonias en Europa, los cazadores de novedades y los grandes almacenes importaron de los Estados Unidos Halloween, creyendo que era algo completamente nuevo.

El Samhain, como otros muchos ritos y celebraciones precristianos, perduró con nombres diferentes en lugares distintos. Los celtas no tenían templos en el sentido latino de la palabra; celebraban sus fiestas y sus ceremonias rituales en el nemeton, claro del bosque; es decir, el bosque y el templo eran, para los celtas, nociones equivalentes o intercambiables. La tarde del primero de noviembre se celebra el magosto en Galicia, la castañada en Cataluña y la mauraca en Las Alpujarras que deberían celebrarse en el descampado, a poder ser el claro del bosque. En otros pueblos de Francia y el Pio Monte recibe otros nombres. El día del Samhain, los celtas encendían el primer fuego, origen de todos los fuegos. Con él se encendían todos los fuegos de la isla. El fuego y el vino son elementos constitutivos del ritual de las castañas.

Para millones de personas, el cementerio es un arrimadero de flores un día al año. La muerte y el dolor que conlleva por la pérdida de seres queridos son consustanciales a la experiencia humana. Muchos tanatorios más que lugares para velar muertos parecen discotecas, hilo musical, bar de copas, asistencia psicológica para consolar a los familiares mientras los acompañantes toman copas y hasta cantan a un grupo musical. Todo esto olvida que la muerte es la perdida irrecuperable de un ser querido. Y que el único remedio es aprender a convivir con el vacío que la partida del ser querido deja a quienes lo querían. La fe en otra vida ayuda a conllevar el dolor, pero no lo mitiga.

En Galicia, el único acontecimiento familiar que se convierte en social es el funeral. Los funerales en Galicia son verdaderos acontecimientos al que acuden gentes de varias parroquias y los amigos de los miembros de la familia que pueden andar desperdigados por esos mundos de Dios. "Es de pueblos atrasados esos entierros multitudinarios, propios de mentes tribales", dicen muchos estudiosos y gente de otros pueblos. En verdad, se trata de acompañar en el duelo a la familia, los creyentes también de rezar por el eterno descanso del fallecido, de integrar al difunto en la comunidad de los muertos haciéndole una despedida digna. "En otros lugares llaman psicólogos para ayudar a la familia a superar la muerte de un familiar. Nosotros no necesitamos eso, nos ayudamos mutuamente", me dijo alguien conversando sobre este asunto.

Pero ahora es tiempo de magostos, que también tienen mucho que ver con los difuntos.

*Antropólogo del CSIC y escritor. Su último libro, En blanco , novela.

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