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Ánxel Vence.

Crónicas galantes

Ánxel Vence

Izquierda con programa de derecha

Por si no le bastase gobernar con los presupuestos de Mariano Rajoy, político de famosa y nunca desmentida tendencia conservadora, el socialista Pedro Sánchez se dispone ahora a prorrogarlos. Se conoce en esto que España es más normal de lo que generalmente piensan los españoles.

Todavía más prácticos, los alemanes llevan ya unos cuantos años bajo el mando de un gobierno de coalición entre la derecha y la izquierda. Ángela Merkel aplica sus recetas económicas y, a cambio, sus socios socialdemócratas aportan al programa medidas del gusto de su propia clientela. Por ejemplo, la introducción de un salario mínimo que hasta hace muy poco no existía en Alemania.

La derecha alemana consiente sin problemas un poco de gasto social; y a su vez, la izquierda coincide con Merkel en que se apliquen medidas capitalistas a favor del crecimiento económico y la competitividad. No les ha ido del todo mal con esa mezcla.

Aquí todavía se les da excesiva importancia a conceptos que probablemente ya la hayan perdido. "Somos la izquierda", dice, por ejemplo, el último lema del PSOE, como si el partido gobernante quisiera marcar territorio frente a los que le disputan ese imaginario espacio. Y también en el nuevo PP de Casado se afanan en proclamar que son más de derechas que nadie.

La realidad va por otro camino, naturalmente. Lo demuestra en la práctica Sánchez al gobernar con los presupuestos -es decir: el programa- del anterior primer ministro Rajoy, aunque es de suponer que no le gusten. El presidente socialdemócrata insiste en que su partido es "la izquierda", así, en general; pero tampoco le hace ascos a asumir durante un año más los principios presupuestarios de la derecha, si con ello consigue agotar la legislatura.

En eso se nota que España no es tan diferente del resto de Europa como pretendía pintarla un famoso lema turístico de la época de Fraga. Puede que por aquí haya más sol, playas y sangría, desde luego; pero en lo tocante al comportamiento político pocas cosas -salvo la exagerada corrupción- nos distinguen de nuestros socios de la UE.

Acá, como allá, el centro izquierda y el centro derecha tienden a tocarse por la parte central, que es la más atractiva para el votante. Tanto es así que algún ministro de UCD repitió cargo con gobiernos del PSOE; del mismo modo que ahora hay antiguos ministros socialistas que parecen del PP.

Quizá ocurra que el disfrute o, en su caso, el deseo del poder acabe por igualar a las dos Españas, por más que algunos tertulianos de la tele sugieran que estamos al borde de otra guerra civil. Que va, hombre.

Simplemente, gritamos más. Ahí al lado, en Portugal, país donde se habla bajito y aún se respetan las normas de cortesía, ejerce su trabajo un Gobierno que algunos españoles extremosos calificarían tal vez de "frentepopulista". Y a pesar de ello, sin dar una voz más alta que otra, los socialdemócratas aliados con los comunistas han conseguido mejorar las prestaciones a los trabajadores, a la vez que reducían el déficit y se ganaban así los parabienes de la UE y el Fondo Monetario Internacional.

Sánchez se limita a decir que es de izquierdas mientras gobierna con el programa de las derechas, lo que acaso venga a ser lo mismo, pero haciendo más ruido. Al final, todos han de rendir cuentas al mismo jefe.

stylename="070_TXT_inf_01"> anxelvence@gmail.com

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