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Antonio Touriño

El mirador de Lobeira

Antonio Touriño

¡Ay señoriiito!, cosas de Gracita

Gonzalo Durán nació en la tierra de Valle aunque su ingenio no merece tal parangón. Faltaría más. Pero al menos si que le cabe el derecho a formar parte de su elenco de personajes. Quizás Max Estrella o Zaratustra, un bohemio o un soñador. A veces un provocador, pero también un político que en Vilanova no tiene rival. Lo dicen las encuestas cuatrianuales que la Democracia decidió ordenar en forma de urnas.

A nadie le cabe duda, ni al propio PP, de que la expresión "chacha para todo del anciano Caballero" es un exabrupto, en lenguaje román paladino, una meada fuera del tiesto con connotaciones machistas que no se pueden consentir en la era del #MeToo.

Pero el arrebato tampoco se puede extrapolar y sacar del contexto político. Ni se trata de la sentencia de La Manada ni la clave o la intención lleva carga sexista, aunque su naturaleza esfinteriana, haya sido lo que más tocó la fibra de las mujeres que salieron a la calle.

Es indiscultible el derecho de Durán a criticar a Carmela Silva, a Caballero y a todo aquel que se tercie y tenga responsabilidades políticas, aunque el lenguaje a usar debe acomodarse un poco más a las normas de educación y de respeto que parecen ajenas a las instituciones. ¡A todas!

Vilanova tiene que poder exigir, por medio de sus representantes, la inversión que la Diputación Provincial como Ayuntamiento de Ayuntamientos que es le debe, o entiende que le debe. Los argumentos del alcalde arousano tienen peso. Son sólidos en defensa de sus más de 10.000 vecinos, a los que por cierto no sacó a la calle para contraprogramar.

A lo que no tiene derecho Durán es a burlarse de un colectivo. Ser "chacha" es un trabajo muy digno, a veces el único que aparece después de rebuscar durante semanas, meses o años. Y "chacha para todo" es un calificativo despectivo sin ningún género de dudas.

Y no parece Durán le haya visto a Carmela Silva la cara de Gracita Morales aunque ésta le haya replicado con un sonoro "señoriiito".A la tramoya solo le falta ver al alcalde de Vilanova con uniforme y cofia para que la situación sea tan grotesca como la que pintó Berlanga o para personificar al Momo con plumero en ristre y con la inconfundible frase de "¡Cómo está el servicio!".

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