Una gran isla, casi un continente del tamaño de la suma de España, Francia y Alemania, flota en el océano Pacífico. Su extensión es, según fuentes medioambientalistas, de 1,6 millones de kilómetros cuadrados y está conformada por 90.000 millones de toneladas de material plástico. Lo peor es que su tamaño crece a gran velocidad. De no poner remedio al problema, la flora y fauna oceánica perecerán en pocos años.

Y no podremos culpar a nadie ajeno al ser humano. Esa inmensa isla de plástico -que en su mayor parte está flotando a pocos metros de profundidad- la hemos ido convirtiendo en realidad por nuestra acción y contando con la inconsciente colaboración de las poblaciones costeras y los barcos que ahora se quejan de las dificultades que tienen para pescar y navegar.

¿Qué estamos haciendo con la despensa que es el mar? ¿Somos conscientes de que por esa isla de plástico y otras que se irán "construyendo" estamos agotando la reserva marina de medicamentos capaces de salvar millones de vidas ?

Las medidas hasta ahora adoptadas -como pagar por la bolsa de plástico que nos dan en las superficies comerciales- no sirven de nada. Al tiempo que la ciudadanía se inhibe ante el problema, acepta pagar por esas bolsas consciente de que lo que paga solo va en beneficio de las empresas vendedoras porque aún se usan bolsas de plástico para llevar a casa lo que hace 50 años iba en bolsas de tela.

Ese plástico irá a parar al mar y en este se formarán islotes y más islotes que, con el tiempo serán en grandes islas-continentes que asfixiarán a los habitantes -flora y fauna- de unos mares de los que nos abastecemos para alimentarnos a la vez que de materiales que permiten elaborar medicamentos para combatir enfermedades que, de no ser por el mar, se extenderían como una plaga para diezmar la población del planeta.

¿Somos conscientes del daño que ocasionamos al mar por el uso masivo del plástico?

La simple visualización de cómo se asfixian tortugas y distintos mamíferos marinos tras ingerir bolsas de plástico debiera hacernos pensar en un replanteamiento del uso de bolsas y materiales plásticos. Pero es que las bolsas que conforman islas en las que resulta imposible crear vida contribuyen a acabar con la que queda en el planeta.

Como para pensárselo.