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Santiago Lago Peñas.

El Impuesto sobre las herencias en Galicia

En su día lo advertimos, la descentralización del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones sin restricciones no era una buena idea. De hecho, descentralizar los impuestos sobre la riqueza no es recomendable casi nunca. Pero si el impuesto se deseaba mantener y la descentralizar, el establecimiento de mínimos era algo necesario.

Como no se hizo, comenzó una carrera a la baja que genera mucho ruido y distorsiones. También en el caso del Impuesto sobre Patrimonio, que fue descentralizado sin límites. Sin duda, la reforma de la financiación autonómica debe encontrar una solución al error que cometimos en su momento.

Aunque primero debemos debatir si los mantenemos o no. En el terreno de las ideas, los argumentos a favor del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones se mantienen poderosos. En contraste, el impuesto sobre el patrimonio está en declive, aunque la influyente obra del francés Piketty sobre el capital está llevando a algunos a replanteárselo. En la práctica tributaria internacional, el Impuesto de Sucesiones y Donaciones es una figura habitual en los sistemas fiscales; el de patrimonio solo resiste en algunos países.

En todo caso, merece la pena contextualizar el debate actual en Galicia. Un reciente trabajo de Ángel de la Fuente se aproxima a una cuestión extraordinariamente compleja como es la cuantificación del impacto de las bonificaciones que, respecto a la normativa básica del impuesto, han introducido las Comunidades Autónomas (CCAA) de régimen común. El gráfico adjunto muestra los resultados en porcentaje para 2010 y 2016. Cuanto más alta es la barra, mayor sería la bonificación en la cuota media. En 2016 existen cuatro grupos de CCAA claramente diferenciados. Las que superan el 60% (5 CCAA); las que se sitúan en el entorno del 55% (4 CCAA), las que gravitan sobre el 30-35% (4 CCAA) y las que no llegan al 20% (2 CCAA). Galicia se sitúa en el segundo grupo, en séptimo lugar. La situación era diferente en 2010. Entonces, la bonificación en Galicia era de 41% y la media de las CCAA era de 44%. En 2016, la media ha aumentado solo 2 puntos, hasta 46%, y en Galicia 14, hasta 55% en Galicia.

*Director de GEN (Universidad de Vigo)

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