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Fascismo

Libertad de expresión, según quién la ejerza

¿Cuánto vale la libertad de expresión en Cataluña? Depende de qué expresión o idea quieras defender. Si es la independencia, la república, la escuela en catalán? toda; si es la permanencia en el Reino de España (luego no república) y más horas de castellano, o incluso escuela solo en castellano, también toda? Salvo que los otros te ocupen el espacio antes de que tú llegues y la Policía, para evitar enfrentamientos, te corte el paso.

Es lo que ocurrió este pasado domingo en la plaza Sant Jaume, la plaza de las plazas de Barcelona, donde los CDR contraprogramaron una concentración en defensa de la inmersión lingüística para frustrar una marcha de signo contrario, que previamente había sido autorizada a ocupar ese emblemático espacio urbano con escenario y megafonía para difundir su ideario.

¿Qué habría sucedido si la situación se hubiera dado al revés, y hubiesen sido los defensores del castellano los ocupantes del espacio de una marcha autorizada del otro parecer? Ocioso es decirlo: acusaciones de fascismo y, sin los Mossos d'Esquadra de por medio, una enganchada de cuidado.

Ya el domingo se le calentó la boca con la dichosa palabra a una diputada de Junts per Catalunya, y eso que los manifestantes convocados por la asociación "Hablamos español" hubieron de culminar su marcha en otra plaza. ¿Qué habría dicho ella si la hubiesen obligado a hacer otro tanto? ¿Defender el uso escolar de una lengua cooficial es fascismo?

El empleo del vocablo entre los independentistas catalanes empieza a parecerse al que hacían, años ha, los proetarras y los etarras mismos para descalificar al Estado; solo que sin violencia y dándole al cinismo un baño de realidad alternativa y sonrojante ignorancia. Pero ya lo dice el refrán: "Quien primero lo huele, debajo del culo lo tiene".

El fascismo no consiste en que el contrario se manifieste (incluso si es fascista), sino en impedirle que lo haga; sobre todo, cuando la libertad de expresión del que tacha de fascista al oponente está garantizada por una Policía y un Gobierno que han dejado de ser neutrales.

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