El último banquete de boda por todo lo alto que acogió el Hotel de Los Placeres antes de su cierre inexorable, reunió a un centenar largo de invitados llegados desde Marín en un tranvía especial. La hija de un popular comerciante de aquella villa, Isolina Martínez Pérez, y un acaudalado hombre de negocios afincado en Cuba, Eugenio Caeiro Nores, contrajeron matrimonio en la iglesia parroquial. El comerciante de Vigo, Ramón Arbones, y la madre de la novia, Pilar Pérez Salgueiro, fueron los padrinos, y el cura Faustino Fraile bendijo la ceremonia religiosa.

Toda la prensa de la época se hizo eco de la boda y habló de "un banquete servido con mucha esplendidez". Incluso la prestigiosa revista Vida Gallega publicó dos fotografías firmadas por Joaquín Pintos.

No faltaron los brindis con champagne en honor a los novios entre los invitados procedentes de Vigo, Pontevedra, Bueu y Marín, incluidos también los buenos deseos para su nueva vida en la isla caribeña, donde fijaron su residencia. Tras el banquete, hubo un animado baile en la terraza del hotel, que no finalizó hasta anochecer.