Así pues, mientras lo que antes se llamaba "alta política" se consume ahora en los bajos instintos que buscan -como alguien dijo, con acierto- el exterminio del adversario, la vida va por otros caminos. O sea, la que importa y afecta a la gente del común, con una asintonía que aumenta la lejanía y robustece el desapego entre el oficio público y la realidad y las inquietudes del contribuyente. Que no es sólo el que paga los impuestos, sino todo aquel que forma parte de un modo u otro en el quehacer de una sociedad democrática como ésta.
Las bajas pasiones de unos cuantos personajes de referencia, y el giro que ha dado su actividad, hasta hace poco orientada al desgaste de los rivales y ahora, como queda dicho, a su total liquidación pública, ha modificado también las prioridades en las agendas de los partidos. Y para demostrarlo no se necesita más que repasar el panorama, con los líderes ocupados en la "pureza" académica de los máster o la "limpieza" de alguna tesis doctoral, y/o amenazando con el dedo al que osa imitar lo que el aludido acostumbraba a hacer. Como si nunca hubiese ocurrido.
Lo peor de todo ello, que ya es bastante malo de por sí, consiste en que se produce mientras el horizonte se oscurece con la probabilidad de una nueva crisis económica global. Y con algo más próximo, el riesgo que para la automoción gallega supone la rescisión el contrato por parte de Naturgy con más de un centenar de fábricas del sector. La decisión, que se justifica por la imposibilidad de mantener los precios de la electricidad pactados, perjudica a buena parte de los proveedores de "Citroën PSA", y eso convierte los hechos en algo todavía más grave.
La reacción por parte de los más atentos a las posibles consecuencias negativas de esa rescisión, en este caso la del diputado socialista vigués Abel Losada, ha sido rápida. Ayer mismo, tras conocer la noticia por este periódico, anunciaba una iniciativa en el Parlamento gallego para preguntar la posición de la Xunta en el ámbito de sus competencias, a la vez que manifestaba su extrañeza por la decisión de Naturgy, una empresa, dijo, "que junto con otras dos eléctricas españolas, obtiene el doble de beneficios que las alemanas".
Esas amenazas concretas coinciden con datos también muy preocupantes para millones de ciudadanos/as que están padeciendo ya los efectos del alza de precios en productos básicos para la vida cotidiana mientras la ministra de Economía avisa de que habrá aumento de impuestos, de momento sin especificar cuáles y cuánto. Y con el "frenazo" en el marco de los Pactos de Toledo al compromiso de vincular el crecimiento de las pensiones al IPC, por una imposibilidad financiera manifiesta. Alguien ha dicho ya que son demasiadas amenazas, y todas demasiado graves como para que pueda afrontarlas un Gobierno como el de Pedro Sánchez, con menos de 90 diputados detrás. De ahí que algunos insistan cada vez más en un adelanto de las generales e incluso hablen de un "superdomingo" haciendo coincidir varios comicios en mayo, aunque les parezca un plazo demasiado lejano. Ya se verá.
¿No??
